¿Por qué la Pascua es importante?
La verdad clave de la vida eterna y la salvación

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La Pascua es importante para los santos que creen en Dios, ya que es la verdad clave que lleva a la salvación. La Biblia dice que el fin de nuestra fe es la salvación de nuestras almas (1 P 1:8-9). Las almas que no son salvas morirán en el infierno por sus pecados (Ro 6:23, Ap 20:12-15). La salvación de nuestras almas es para escapar de la muerte y recibir la vida eterna. Dios prometió la vida eterna a su pueblo (1 Jn 2:25), además les enseñó cómo recibir la vida eterna. Es la Pascua del nuevo pacto.

La Pascua es el mandamiento de Dios

Otra razón por la cual la Pascua es importante es que Dios la estableció. En los tiempos del Antiguo Testamento, Dios Padre Jehová mandó a su pueblo celebrar la Pascua por estatuto perpetuo durante sus generaciones.

“[…] es la Pascua de Jehová. […] Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto. Y este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis.”Ex 12:10-14

También en los tiempos del Nuevo Testamento, Dios Hijo Jesús mandó a su pueblo guardar la Pascua.

“El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua? […] Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua.”Mt 26:17-19

La Pascua es una fiesta importante que Dios ordenó celebrar en todas las épocas. En los tiempos del Antiguo Testamento, el principal propósito de Dios al mandarles guardar la Pascua era emancipar a los israelitas de la esclavitud de Egipto, y su último objetivo era guiarlos a Canaán. Lo mismo sucede en los tiempos del Nuevo Testamento. Dios ordenó a su pueblo guardar la Pascua a fin de librarlos de la esclavitud del pecado y la muerte, y finalmente guiarlos al reino de los cielos, la Canaán espiritual.

Importancia de la Pascua: La verdad clave de la vida eterna

“[…] Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; […]”Jn 6:53-54

Jesús dijo que quienes coman su carne y beban su sangre tendrán vida eterna. Además, nos enseñó la manera de comer su carne y beber su sangre.

“Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar el cordero de la pascua. […] Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles. Y les dijo: ¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca! […] Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.”Lc 22:7-20

Jesús dijo que el pan de la Pascua es su cuerpo y que el vino de la Pascua es su sangre. Solo cuando guardamos la Pascua del nuevo pacto, podemos comer la carne y beber la sangre de Jesús y recibir vida eterna. Si no guardamos la Pascua, nunca podremos tener la vida eterna, como Él dijo: “Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros”.

Dios ya había fijado el día catorce del primer mes al anochecer según el calendario sagrado como la Pascua (Lv 23:4-5). Jesús esperó ese día y guardó la Pascua del nuevo pacto con sus discípulos al anochecer (Mt 26:19-20). Él ansiaba guardar la Pascua con ellos antes de su padecimiento (Lc 22:15). La Pascua se guardó en la noche antes de que fuera sacrificado en la cruz (1 Co 11:23).

Hoy en día, la mayoría de las iglesias equiparan la Santa Comunión de la Pascua con el Día de Resurrección. Sin embargo, la fecha de la Pascua que Jesús guardó para darnos ejemplo es totalmente diferente del día cuando Él resucitó. El pan y el vino que comemos y bebemos en cualquier otro día que no sea la Pascua no puede ser la carne ni la sangre de Jesús. Así como Jesús nos dio ejemplo, solo el pan y el vino que comemos y bebemos al anochecer del catorce del primer mes, según el calendario sagrado, se convierten en la carne y la sangre de Cristo, que contienen la promesa de la vida eterna.

Dirigiéndonos al cielo a través de la Pascua

A fin de darnos vida eterna a través del pan y el vino de la Pascua que representan su carne y su sangre, Dios mismo tenía que ser sacrificado. ¿Por qué Dios deseaba ansiosamente darnos la vida eterna soportando todo sufrimiento y sacrificio? Podemos obtener la respuesta si comprendemos cómo es el reino de los cielos.

“Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.”Ap 21:4

El reino de los cielos es un lugar donde ya no hay muerte. Por eso, los que morirán algún día nunca podrán entrar en el reino de los cielos. Por esa razón, Jesús deseó ansiosamente darnos la vida eterna. Él nos ordenó guardar la Pascua con el fin de convertir en seres inmortales a los seres humanos, que estaban destinados a la muerte, y llevarlos al cielo. No podemos esperar el reino de los cielos si no guardamos la Pascua, yendo contra el mandamiento de Dios.

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.”Mt 7:21

En el Antiguo y el Nuevo Testamento, la voluntad de Dios para con nosotros era que celebráramos la Pascua. Solo quienes celebren la Pascua en obediencia a la voluntad de Dios podrán entrar en el reino celestial. Los santos de la Iglesia primitiva, que vivieron de acuerdo con la voluntad de Dios, guardaron la Pascua del nuevo pacto.

“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, […]”1 Co 5:7-8

La expresión “así que” aquí significa “porque Cristo, nuestro cordero de la Pascua, ya fue sacrificado en la cruz”. El apóstol Pablo no dijo que no necesitáramos guardar la Pascua porque Jesús había sido sacrificado en la cruz. Por el contrario, quiso decir que como Jesús, la realidad del cordero de la Pascua, había sido sacrificado en la cruz, debemos guardar la Pascua.

La Pascua del nuevo pacto contiene el gran amor de Dios, quien quiere guiarnos al reino celestial. Al igual que la Iglesia primitiva guardó la Pascua aun después de que Jesús fue sacrificado en la cruz, nosotros también tenemos que guardar la Pascua del nuevo pacto en esta época, si queremos una verdadera vida de la fe y lograr la salvación de nuestras almas.

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