Historia de la iglesia y la Iglesia de Dios I Abolición y restauración de la verdad del nuevo pacto

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Hace dos mil años, Dios mismo vino como un hombre y estableció una iglesia. Era la Iglesia de Dios. La Iglesia de Dios retuvo la verdad del nuevo pacto establecida por Jesús, y los apóstoles, que predicaban diligentemente el evangelio del nuevo pacto, la difundieron a todas partes del Imperio romano. Con el paso del tiempo, los apóstoles murieron e ingresaron en la iglesia personas que tenían diferentes ideas y orígenes, y la fe pura empezó a desvanecerse gradualmente. La Iglesia de Dios, que fue establecida por Jesús y guardó la verdad del nuevo pacto, desapareció completamente después de haber pasado por momentos turbulentos como la secularización, que siguió a las severas persecuciones.

Hoy en día, hay numerosas iglesias en todo el mundo que dicen creer en Jesús. Entre ellas, ¿cuál será la verdadera iglesia establecida por Jesús? Encontremos la respuesta, centrándonos en la verdad del nuevo pacto que la Iglesia de Dios guardaba hace dos mil años, la historia de la iglesia y las profecías de la Biblia.

Historia de la Iglesia primitiva: Jesús y la época apostólica

Jesús predicó el evangelio del reino y estableció la iglesia (Mt 16:18). El nombre de la iglesia a la que asistían los apóstoles como Pedro, Juan y Pablo era Iglesia de Dios (1 Co 1:2, 11:22, Ga 1:13). La característica principal de la Iglesia de Dios era guardar la verdad del nuevo pacto, como el Día de Reposo1 y la Pascua2, de los que Jesús dio ejemplo.

  1. El Día de Reposo: Hoy en día, numerosas iglesias guardan el culto dominical, pero Jesús nunca nos ordenó guardarlo. Jesús siempre guardaba el culto el sábado, el Día de Reposo (Lc 4:16). Además, enfatizó que el Día de Reposo es la verdad que el pueblo de Dios debe guardar hasta el fin del mundo (Mt 24:20). La Iglesia primitiva guardó el Día de Reposo como una costumbre, siguiendo el ejemplo de Jesús (Hch 17:2).
  2. La Pascua: Jesús estableció el nuevo pacto a través de la Pascua, y nos dio el perdón de pecados y la bendición de la vida eterna (Mt 26:17-28, Lc 22:14-20, Jn 6:53-54). La Iglesia primitiva guardaba la Pascua del nuevo pacto de acuerdo con el evangelio de Cristo (1 Co 5:7-8, 11:23-26).

Sin embargo, Jesús había profetizado que la verdad del nuevo pacto desaparecería, a través de la parábola del trigo y la cizaña.

“Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. […] Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.” Mt 13:24-30

El enemigo sembró cizaña en el campo donde el dueño había sembrado buena semilla. Esto significa que después de Jesús, Satanás llenaría al mundo de violación de la ley, es decir, de falsas doctrinas (Mt 13:36-42). La profecía de Jesús se cumplió con exactitud.

Persecución romana de los cristianos y división de la iglesia

Después de la ascensión de Jesús, el evangelio del nuevo pacto se divulgó fuera de Judá hasta Roma. La fe de los cristianos, que rechazaron completamente otros dioses e ídolos y creyeron solo en Jesús, despertó la antipatía de los romanos. Por ello, el cristianismo fue severamente perseguido por el Imperio romano durante unos doscientos cincuenta años, desde el tiempo del emperador Nerón hasta el año 313. Muchos creyentes fueron crucificados o quemados, y eran devorados por animales salvajes en el anfiteatro solo porque no querían rechazar su fe en Cristo.

Pese a todo tipo de sufrimientos, la fe de los santos de la Iglesia primitiva permanecía inquebrantable. Ellos guardaron firmemente la verdad del nuevo pacto, que Jesús había enseñado y de la que había dado ejemplo. Sin embargo, en el segundo siglo después de la muerte de los apóstoles, que habían sido enseñados directamente por Jesús, su fe empezó a quebrarse. Algunos empezaron a insistir en doctrinas que añadían opiniones humanas a las enseñanzas de Cristo. La iglesia se dividió en dos: las iglesias de oriente que guardaban la verdad de la época apostólica, y las iglesias de occidente que no obedecían las leyes de Dios.

En el Imperio romano de ese tiempo, prevalecía el mitraísmo, que consideraba el domingo como un día santo. Las iglesias de occidente centradas en Roma abandonaron el Día de Reposo y guardaron el culto dominical desde el siglo ii. En cambio, las iglesias de oriente continuaron observando el Día de Reposo hasta el tiempo de Constantino en el siglo iv.

[…] se supone que sus predecesores, los sabatinos ancestrales, sintiéndose agraviados por el edicto de Constantino, que estrictamente forzó la observancia del primer día de la semana […] es cierto que la práctica de la observancia del sábado como festival era muy común en las iglesias de oriente, a fines del siglo iv […] Henry Bannerman, The Modern Sabbath Examined (El día de reposo moderno examinado), p. 274, Londres, Whittaker, Treacher and Arnot

Las iglesias de occidente dejaron las enseñanzas de Cristo y celebraban la Santa Comunión el domingo después de la Pascua, que es el Día de Resurrección. La iglesia de Roma, que estaba en el centro de las iglesias de occidente, incluso obligó a las iglesias orientales, que guardaban la Santa Comunión en la Pascua siguiendo el ejemplo de Jesús y los apóstoles, a abandonar la Pascua y seguir sus costumbres. Las iglesias orientales se negaron, pero no pudieron impedir que la violación de la ley llevada a cabo por la opinión del hombre invadiera progresivamente la verdad del nuevo pacto.

Sin embargo, surgió una controversia entre las iglesias de oriente y de occidente. En Asia, la fecha más importante era el 14 de Nisán […] y luego celebrar la Eucaristía. En occidente, sin embargo, se ayunaba hasta el domingo siguiente del 14 de Nisán y solo se celebraba la eucaristía pascual […] En el año 155, Policarpo discutió el asunto con el papa Aniceto, pero como tampoco pudo persuadirlo, acordaron guardar el día cada uno a su modo […] En el año 197 d. C. surgió otra controversia en Roma. El papa Víctor, un hombre con mayor temperamento que Aniceto, determinó parar toda confusión y obligar a todas las iglesias a aceptar la regla dominical, es decir, la observancia del culto dominical. J.W.C. Wand, A History of the Early Church to A.D. 500, pp. 82-83

Secularización del cristianismo y abolición de la verdad del nuevo pacto

El emperador romano Constantino emitió el Edicto de Milán en el año 313, que se convirtió en un gran punto de quiebre en la historia de la iglesia. Constantino reconoció al cristianismo a través de este edicto y realizó políticas de defensa y apoyo a los cristianos. Como la iglesia fue reconocida por todo el mundo, entraron en la iglesia aquellos que no tenían un correcto conocimiento sobre el cristianismo. El emperador romano trató de utilizar al cristianismo para su poder político.

En esta situación, la iglesia se secularizó rápidamente y desapareció la verdad del nuevo pacto. Cuando Constantino emitió la legislación del domingo en el año 321, no solo las iglesias de occidente sino también las de oriente abandonaron el Día de Reposo, y guardaron el culto dominical. La Pascua fue abolida en el año 325 en el concilio de Nicea, convocado por Constantino. Se determinó celebrar la Santa Comunión en la Pascua de Resurrección, según la insistencia de la iglesia de Roma. Además, la iglesia de Roma transformó el 25 de diciembre, el día del nacimiento del dios sol Mitra, en el día del nacimiento de Jesús.

De esta manera, el catolicismo romano, que había abandonado la verdad del nuevo pacto y aceptó las costumbres de la adoración al dios sol, se convirtió en la religión estatal del Imperio romano en el año 392. Los santos que trataron de seguir las enseñanzas de Cristo se escondían en las montañas o en los desiertos para guardar la verdad del nuevo pacto. No obstante, la raíz de la verdad fue completamente cortada al final.

Historia de la iglesia en la edad media: Época del papado (edad oscura)

Como el Imperio romano se había debilitado, las tribus germánicas del norte entraron en el Imperio romano y establecieron allí sus propios reinos. Se convirtieron al catolicismo después de una serie de conflictos, y el papa se volvió el líder espiritual de muchos países de Europa. El líder de la Iglesia católica romana, quien transformó la verdad del nuevo pacto en falsas doctrinas, tuvo el poder absoluto. Fue entonces cuando llegó la edad oscura, es decir, la época del papado, y no había verdad.

En ese momento, algunos señalaron las irregularidades y la corrupción de la Iglesia católica romana, pero fueron ignorados. La Iglesia católica romana estableció la Inquisición para deshacerse de todos los que habían señalado la corrupción de la iglesia, y de esa manera mantener su poder. Muchos fueron tildados de herejes y fueron cruelmente torturados y ejecutados.

La Inquisición, llamada el “SANTO OFICIO,” fue instituida por Inocencio III y perfeccionada bajo el segundo Papa después de él, Gregorio IX. […] ¡Monjes y sacerdotes dirigiendo, con crueldad implacable y saña brutal, la obra de torturar y quemar vivos a hombres y mujeres inocentes, y haciéndolo en el nombre de Cristo, por mandato directo del “Vicario de Cristo”! La Inquisición es la cosa más infame de toda la historia. Fue inventada por los Papas, y usada por ellos durante 500 años para mantener su poder. Henry H. Halley, Compendio Manual de la Biblia, Editorial MOODY, 1955, p. 686

Historia de la Reforma: La Reforma incompleta

Como la corrupción de la Iglesia católica romana había llegado a su punto más alto, como la venta de indulgencias, el clamor por la Reforma finalmente encendió toda Europa. En el año 1517, Martín Lutero publicó Las noventa y cinco tesis en la puerta principal de la iglesia de Wittenberg, Alemania, y después de esto, la Reforma comenzó en serio. Muchos reformadores, como Zuinglio y Calvino, trabajaron duro para la Reforma.

En el siglo xvi, muchos reformadores aparecieron para señalar la corrupción de la Iglesia católica romana, tratando de seguir las enseñanzas de la Biblia. Como resultado, aparecieron diversas iglesias protestantes como la iglesia luterana, la presbiteriana y la metodista. A pesar de esto, solo clamaban la reforma de la fe y no podían restaurar la verdad del nuevo pacto, como la Pascua. Las iglesias protestantes aún seguían las doctrinas de la Iglesia católica romana como el culto dominical.

Aunque numerosos líderes religiosos y eruditos estudiaron y enseñaron la Biblia, nadie pudo restablecer la verdad del nuevo pacto que Jesús y los apóstoles habían guardado. La autoridad de la Iglesia católica romana había colapsado, pero las falsas doctrinas como el culto dominical y la Navidad, establecidas por esa iglesia, habían llenado todo el mundo. Esto significa que no solo la Reforma del siglo xvi sino también las reformas posteriores de muchos líderes religiosos estaban incompletas.

La última Reforma perfecta: La restauración del nuevo pacto y la Iglesia de Dios

Dios, quien declara el fin desde el principio, controla la historia del mundo. Lo mismo sucede para la historia de la iglesia. Aunque parezca que las falsas doctrinas predominan temporalmente y que Satanás gana poder, Dios mismo romperá el poder de Satanás y librará a los santos de la violación de la ley. La Biblia da testimonio de la aparición de Jesús en su segunda venida, el Cristo que cumplirá todas estas obras.

“Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los vencía, hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del Altísimo; y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino.” Dn 7:21-22

“Este cuerno” es el “cuerno pequeño” mencionado en Daniel 7:25. El cuerno pequeño, que cambió los tiempos y la ley de Dios, hacía guerra contra los santos y los vencía; esto se refiere al poder que se opone de Dios. Sin embargo, está escrito que el Anciano de días dio juicio a los santos. Esto significa que Dios mismo vendrá a la tierra, destruirá todas las falsas doctrinas y guiará a los santos a la verdad.

“¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” Lc 18:7-8

Jesús dijo que cuando viniera por segunda vez no encontraría fe en la tierra que les permitiera ser salvos. Como lo había predicho en la parábola del trigo y la cizaña, esto fue porque Satanás hizo desaparecer la verdad del nuevo pacto y el mundo se llenó de violación de la ley. En esta situación, si Dios viniera y juzgara inmediatamente al mundo como el último juez, nadie podría ser salvo. Por consiguiente, Jesús en su segunda venida no es un juez, sino un Salvador. Viene por segunda vez antes del último juicio y restaura toda la verdad del nuevo pacto, de modo que los santos sean liberados de las cadenas de la violación de la ley. Esta es la Reforma perfecta que Dios cumple en esta última época.

El libro de Apocalipsis también profetiza que Jesús, la raíz de David, vendría de nuevo para abrir la Biblia sellada (Ap 5:1-5, 22:16). En otras palabras, Cristo en su segunda venida restaurará la verdad del nuevo pacto que nadie podía guardar por el impedimento de Satanás. Es por eso que en la Biblia está escrito que Cristo aparecería por segunda vez para salvar a su pueblo.

“Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.” He 9:28

Fue Cristo Ahnsahnghong quien cumplió todas estas profecías de la Biblia. El Señor Ahnsahnghong, Cristo en su segunda venida, restauró toda la verdad del nuevo pacto, como el Día de Reposo y la Pascua, que la Iglesia primitiva guardaba, y restableció la Iglesia de Dios. Hoy en día, la única iglesia que guarda la verdad de los tiempos de Jesús y los apóstoles, y no las falsas doctrinas sembradas por Satanás, es la Iglesia de Dios establecida por Cristo Ahnsahnghong. Por eso, la Iglesia de Dios es la iglesia que ha cumplido la Reforma perfecta, y es la iglesia auténtica que tiene la promesa de la salvación.

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