La Reforma, que se extendió por toda Europa en 1517, comenzó con un cartel en la puerta principal de una iglesia. El cartel refutaba detalladamente los errores de la Iglesia católica romana, lo cual creó un gran revuelo en el mundo cristiano; la gente que estaba bajo la opresión de la Iglesia católica romana se levantó para la reforma.
Había un viento de innovación masiva en la iglesia, pero todavía había algo que no se había logrado. Era la restauración correcta de la verdad. La verdad del nuevo pacto, establecida por Jesús, fue cambiada gradualmente por la Iglesia católica romana después de la muerte de los apóstoles, y finalmente no quedó rastro de ella. Después de la Reforma, muchos líderes religiosos estudiaron la Biblia, pero ninguno de ellos recuperó la verdad original. Sin embargo, en su tiempo, según las profecías de la Biblia, la luz de la verdad se ha revelado y la Reforma perfecta se ha llevado a cabo. Jesús mismo ha venido por segunda vez para restaurar la verdad del nuevo pacto.
La Reforma del siglo xᴠɪ y la aparición del protestantismo
El protestantismo se refiere a las numerosas denominaciones cristianas que se separaron de la Iglesia católica romana como resultado de la Reforma del siglo xvi. Literalmente, protestante significa alguien que hace una protesta. Se deriva del latín protestatio, que significa protesta. En la Dieta de Espira de 1529 en Alemania (una Dieta Imperial del Sacro Imperio Romano Germánico), los partidarios de la Reforma de Lutero expresaron abiertamente su fe y protestaron contra la opresión de las fuerzas católicas romanas, incluyendo al emperador Carlos V. De aquí, se origina la palabra protestante.
La Reforma del siglo xvi, antecedente del nacimiento del protestantismo, fue iniciada por Martín Lutero, profesor de teología de la Universidad de Wittenberg, Alemania. En ese tiempo, el papa León X vendía indulgencias para financiar el Vaticano, que se había empobrecido debido a la corrupción generalizada, y para pagar la reconstrucción de la basílica de San Pedro. Lutero protestó contra esto y en 1517 publicó Las noventa y cinco tesis en la entrada principal de la iglesia anexa a la Universidad de Wittenberg, anunciando la improcedencia de la venta de indulgencias.
Lutero negó la autoridad del papa y de la Iglesia católica romana, insistiendo en que la salvación se daba solo por la fe y la gracia de Dios, y que debía basarse en la Biblia. A pesar de la persecución del papa y del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que se proclamaba protector de la Iglesia católica romana, Lutero no cambió de opinión. A medida que los príncipes alemanes y las ciudades libres apoyaron gradualmente a Lutero, se formaron nuevas iglesias, llamadas protestantes, que se liberaron del dominio del papa.
Mientras tanto, en Suiza, el reformador Ulrico Zuinglio murió en una batalla contra la Iglesia católica romana. Después de él, el francés Juan Calvino tomó la delantera en la Reforma organizando sistemáticamente el espíritu de la Reforma y sus doctrinas. Calvino enfatizó la fe centrada en la Biblia más a fondo que Lutero, e insistió en que la salvación humana está predeterminada por Dios. La insistencia de Calvino se extendió rápidamente a Francia, Inglaterra y los Países Bajos, recibiendo la acogida de la clase civil, y la Reforma se extendió aún más.
Razones para la Reforma
La Reforma del siglo xvi pudo poner en riesgo la vida porque se enfrentaron al papa y a la Iglesia católica romana, que tenía un poder absoluto. Sin embargo, muchos participaron en la Reforma, pidiendo la reforma de la iglesia y la libertad de la fe, porque ya no podían pasar por alto la secularización, la grave corrupción de la Iglesia católica romana y la distorsión de la verdad.
La venta de indulgencias, que se convirtió en un motivo decisivo para la Reforma, fue un ejemplo representativo de la corrupción de la Iglesia católica romana. La Biblia dice que el perdón de pecados se da solo a través de la sangre de Cristo derramada en la cruz (Ef 1:7). Es por la gracia de Dios que somos salvos de nuestros pecados sin costo alguno. Sin embargo, la Iglesia católica romana compraba y vendía la salvación, la gracia de Dios, difundiendo que solo comprando indulgencias podían ser eximidos del castigo por sus pecados.
Para mantener el papado, la Iglesia católica romana, a través de la Inquisición, condenaba como herejes a los que no seguían sus doctrinas o al papa, y los torturaba brutalmente y los ejecutaba. Para solidificar su posición, no permitieron que los miembros laicos poseyeran o leyeran la Biblia; todas las misas se celebraban en latín para que los miembros laicos no pudieran entender las Escrituras.
Los candidatos a papa sobornaban a los cardenales e incluso los asesinaban para ser elegidos como sumo pontífice. El clero no dudó en emprender la simonía para acumular riquezas personales y cometer adulterio en iglesias y monasterios. La Iglesia católica romana, que tomó el poder, era un semillero de todo tipo de corrupción y violación de la ley. Por ello, los reformadores religiosos se levantaron y señalaron las falacias y la corrupción de la Iglesia católica romana, exigiendo libertad de la fe y reforma, y muchos europeos accedieron a su clamor y los apoyaron.
Reforma incompleta
La Reforma del siglo xvi liberó a muchas personas de la opresión del papado y les permitió tener libertad de la fe. Sin embargo, no fue una reforma completa; porque no restauraron la verdad del nuevo pacto que Jesús había establecido.
El mayor error de la Iglesia católica romana fue que abolió la verdad de la Iglesia primitiva, la verdad del nuevo pacto que Jesús estableció para la salvación de toda la humanidad. Por el contrario, introdujeron costumbres paganas en la iglesia. Jesús y la Iglesia primitiva guardaron la verdad del nuevo pacto, como el Día de Reposo y la Pascua. Sin embargo, la Iglesia católica romana cambió el Día de Reposo, la ley de Dios, al domingo, el día sagrado de la religión del dios sol (en 321), abolió la Pascua, la verdad de vida (en 325), e introdujo la Navidad, el día del nacimiento del dios sol (en 354). También pusieron la cruz, que era un símbolo de las antiguas religiones paganas y un instrumento de pena de muerte en el Imperio romano, en las cámaras de la iglesia (431), y racionalizaron el culto a María, aceptando el culto pagano de la madre y el hijo. En el siglo v, incluso cambiaron los diez mandamientos según sus propias doctrinas.
Los reformadores religiosos del siglo xvi no eliminaron estas falsas doctrinas. Las iglesias protestantes siguieron las doctrinas de la Iglesia católica romana, incluyendo el culto dominical, y no guardaron las enseñanzas de Cristo como el Día de Reposo y la Pascua. Algunos de los reformadores pensaban que su reforma aún no estaba completa y pidieron a sus futuras generaciones una reforma continua basada en la Biblia. El lema latino muestra su espíritu: “Ecclesia Semper Reformanda”, que significa: “La iglesia siempre debe ser reformada”.
Desde entonces, muchos líderes religiosos y eruditos han clamado por una reforma a su manera, enfatizando la fe centrada en la Biblia. Como resultado, se formaron numerosas denominaciones cristianas, pero ninguna de ellas pudo restaurar la verdad del nuevo pacto. Esto significa que no solo la Reforma del siglo xvi, sino también muchas reformas posteriores, estaban incompletas.
La razón por la que es necesaria la Reforma perfecta
Después de enfriarse el calor de la Reforma, las iglesias protestantes se conformaron con su libertad religiosa frente a la Iglesia católica romana y se contentaron con el presente. Las iglesias protestantes, que dejaron de reformarse, se secularizaron y corrompieron gradualmente con el paso de los años.
Hoy en día, es difícil encontrar un lugar de descanso entre las iglesias coreanas, especialmente las megaiglesias protestantes, aunque la Biblia dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. Algunos pastores famosos y personas poderosas entregan propiedades de la iglesia a sus hijos, intervienen en la elección presidencial, recolectan botines como oficinas gubernamentales y hacen gala de su poder hasta el punto de hacer que el presidente actual se arrodille. […] Los miembros de la iglesia deben reflexionar profunda y fundamentalmente sobre la realidad de que la iglesia es considerada como la causa de las enfermedades en la sociedad, en lugar de ser la sal y la luz del mundo, y luego deben actuar con valentía para la reforma de la iglesia. ¿Hay salvación en las iglesias que trafican con cargos pastorales? The Kyunghyang Daily News (21 de junio de 2011)
Las iglesias protestantes de hoy no son diferentes de la Iglesia católica romana de hace unos quinientos años. Se han convertido en objeto de diversos actos de corrupción e iniquidad, por no hablar de sugerir direcciones para que la gente viva con rectitud en un mundo turbio donde es fácil abandonar la moral y la ética. Los sucesores de la Reforma cayeron en aquello que debía reformarse.
Como resultado, la verdad que Jesucristo nos dio como ejemplo y está escrita en la Biblia no se ha encontrado ni en la Iglesia católica romana ni en las protestantes, que son el resultado de la Reforma del siglo xvi. Muchas iglesias están en el camino de la depravación, persiguiendo cosas mundanas en lugar de la verdad. Como Jesús profetizó hace dos mil años, ha sobrevenido la época en que Él no halla fe en la tierra (Lc 18:8). Si Dios juzga al mundo inmediatamente en esta situación, nadie puede ser salvo. Ni los creyentes fervientes podrán entrar en el reino de los cielos si violan la ley de Dios en vez de hacer su voluntad (Mt 7:21-23). Por lo tanto, debe llevarse a cabo una reforma religiosa perfecta para que los creyentes sean salvos en esta época.
Jesús en su segunda venida completa la Reforma
El líder de la Reforma perfecta
Ni la Iglesia católica romana que abolió la verdad del nuevo pacto e introdujo costumbres paganas a sus doctrinas, ni las iglesias protestantes que siguen las doctrinas de la Iglesia católica romana, pueden ser sujetos apropiados de la Reforma. La Reforma perfecta no puede lograrse mediante la capacidad y el juicio imperfectos del hombre. Solo Dios, Cristo, puede lograrlo.
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. […] Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. […] Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.” Ap 19:11-16
El que monta el caballo blanco es llamado Rey de reyes y Señor de señores; se refiere a Jesús, el Cordero (Ap 17:14). Concretamente, Él es Jesús en su segunda venida. Es porque el que monta el caballo blanco y los ejércitos celestiales que lo siguen luchan contra la bestia.
“Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales. […]” Ap 19:19-20
Según la profecía de Apocalipsis 13, la bestia que hace guerra contra el jinete del caballo blanco recibe autoridad para ejercerla durante cuarenta y dos meses, habla contra Dios y aflige a los santos (Ap 13:5-7). Esto significaba que Satanás reinaría sobre el mundo durante la edad oscura. El jinete del caballo blanco que lucha contra la bestia es definitivamente Jesús en su segunda venida.
Si Jesús en su segunda venida aparece con gloria como el último Juez, nadie se atrevería a oponerse. Sin embargo, está profetizado que la bestia hará guerra contra Jesús en su segunda venida. Esto significa claramente que Jesús viene por segunda vez en la carne. Entonces, ¿quién ganará la guerra?
“Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.” Ap 17:14
La Biblia profetiza la victoria de Jesús en su segunda venida, el Cordero, y de los santos que están con Él. Cuando Jesús regrese a la tierra en la carne, tomará la iniciativa en el juicio de las falsas doctrinas de la Iglesia católica romana, representada como la bestia, y emancipará a los santos que están bajo su dominio. Por lo tanto, la reforma religiosa perfecta solo se puede lograr cuando Jesús regrese.
La Reforma y la Pascua
La Iglesia católica romana adoptó costumbres paganas y creó sus propias doctrinas, y las iglesias protestantes siguen las doctrinas católicas. Entonces, ¿con qué verdad los juzgará Jesús en su segunda venida y logrará la Reforma? Con la Pascua, que contiene la promesa de Dios de juzgar a los dioses ajenos.
Dios liberó a los israelitas de la esclavitud de Egipto a través de la Pascua hace unos tres mil quinientos años. En ese momento, Faraón, rey de Egipto, no liberó a los israelitas ni siquiera después de las nueve plagas. Una de las razones fue que los egipcios también tenían dioses en los que creían y de los que dependían (Ex 7:10-13, 20-22, 8:6-7). Por eso, Dios juzgó a todos sus dioses a través de la Pascua.
“[…] es la Pascua de Jehová. Pues yo pasaré aquella noche […] y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová.” Ex 12:11-12
Desde el momento en que Dios estableció por primera vez la Pascua, la designó como el día del juicio sobre todos los dioses ajenos. Esta historia ocurrió no solo en el tiempo del Éxodo sino también en los días de los reyes Ezequías y Josías. En los días del rey Ezequías, cuando el pueblo volvió a celebrar la Pascua que no se había celebrado durante mucho tiempo, destruyeron a todos los ídolos a los que habían servido (2 Cr 30:1-5, 31:1). A pesar de su fe en Dios, el rey Josías no sabía que había estado adorando ídolos. No fue sino hasta que guardó la Pascua que comprendió que lo que había servido eran ídolos, y los destruyó a todos (2 R 23:1-25). Después de que guardó la Pascua, los dioses ajenos fueron castigados de acuerdo con la palabra de Dios.
Aunque los tiempos eran diferentes, el resultado de guardar la Pascua era el mismo. La Pascua es el día del poder de Dios que destruye a todos los dioses ajenos. También en esta época, la reforma religiosa completa solo es posible cuando aparece la verdad de la Pascua, que juzga a todos los dioses ajenos.
“Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. […] Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible.” Ap 18:1-2
En la Biblia, el ave representa al diablo (Lc 8:4-5, 11-12). La Biblia testifica que la habitación de demonios y guarida de toda ave inmunda y aborrecible y Satanás serán revelados y destruidos por la luz de gloria que alumbra la tierra. Esta luz de gloria es la verdad de la Pascua del nuevo pacto, que juzga a los dioses ajenos.
El postrer Adán y Cristo Ahnsahnghong
Hace unos dos mil años, Jesús estableció el nuevo pacto a través de la Pascua (Lc 22:14-20). Sin embargo, la Pascua del nuevo pacto, que Jesús había anhelado guardar, fue abolida en el Concilio de Nicea en 325 d. C. debido al malvado plan de Satanás. Después de eso, nadie pudo guardar la Pascua del nuevo pacto por mucho tiempo. Según la profecía de que la bestia que blasfemaba contra Dios vencería a los santos, nadie pudo guardar la verdad de la salvación que Jesús estableció.
En esta situación, aquel que gana la guerra contra la bestia es el que monta el caballo blanco en Apocalipsis 19, es decir, Jesús en su segunda venida. Jesús viene nuevamente en la carne y restaura la Pascua. Está profetizado en Apocalipsis 18:1-2 que la verdad de la Pascua que juzga a los dioses ajenos es restaurada por Jesús en su segunda venida, revelando una habitación de demonios y destruyendo ídolos. Por lo tanto, Jesús debe venir de nuevo con la verdad de la Pascua para lograr la Reforma perfecta.
Aquel que ha traído la Pascua del nuevo pacto según estas profecías es el Señor Ahnsahnghong, Cristo en su segunda venida. Cristo Ahnsahnghong nos ha enseñado y permitido guardar la verdad de la Pascua del nuevo pacto que nadie conoció durante unos mil seiscientos años, y ha destruido toda la idolatría doctrinal a la que se aferraron la Iglesia católica romana y las iglesias protestantes. También ha restaurado todas las fiestas y ordenanzas del nuevo pacto, como el Día de Reposo (el día conmemorativo del Creador), la Pascua (el día conmemorativo del Redentor), el Día de Resurrección, el Día de Pentecostés, la Fiesta de los Tabernáculos, la regla del velo, etc., como enseña la Biblia. Al restaurar la verdad y la fe de la Iglesia primitiva, que eran puras antes de ser corrompidas por la Iglesia católica romana, completó la Reforma y abrió nuevamente el camino a la salvación. La iglesia establecida así es la Iglesia de Dios. La Iglesia de Dios retiene la fe recta basada en la Biblia y está llevando a cabo con sinceridad la verdadera Reforma, predicando la verdad de la salvación y el evangelio del nuevo pacto al mundo lleno de violación de la ley de Dios.