Hoy en día, hay muchas iglesias con diferentes doctrinas en el mundo. Entonces, ¿cómo era hace dos mil años la fe cristiana cuando comenzaba a germinar? No fueron varias sino una sola iglesia la que Jesús estableció y a la que asistieron los apóstoles. La Iglesia primitiva siguió solo los ejemplos de Jesús y recorrió el camino recto de la fe.
Averigüemos en la Biblia acerca de la Iglesia primitiva, que hoy en día es respetada como la fe cristiana original: qué nombre tenía, qué verdad guardaba y qué iglesia en la actualidad ha heredado su autenticidad.
Nombre de la Iglesia primitiva: Iglesia de Dios
Cuando establecemos una compañía o negocio, le ponemos un nombre. De la misma manera, la iglesia que Jesús estableció tenía un nombre. El nombre de esa iglesia está escrito como “Iglesia de Dios” en el Nuevo Testamento.
“a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos […]” 1 Co 1:2
El libro de 1 Corintios es la carta del apóstol Pablo a los santos de la Iglesia primitiva que estaba en Corinto. Aquí, Pablo se refirió a la iglesia como “la iglesia de Dios que está en Corinto”.
“Porque ya habéis oído acerca de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba;” Ga 1:13
El apóstol Pablo confesó que él perseguía a la “Iglesia de Dios”, cuando era miembro del judaísmo. Todo el mundo sabe que Pablo persiguió severamente a la iglesia que Jesús había establecido, antes de recibirlo. Todo esto nos muestra que el nombre de la iglesia que Jesús estableció fue la “Iglesia de Dios”.
La verdad de la Iglesia primitiva
No es la iglesia que Jesús estableció y a la que asistieron los apóstoles solo por llamarse Iglesia de Dios. Los mandamientos de Dios están en la verdadera Iglesia de Dios. Jesús, que es Dios en su naturaleza, enseñó los mandamientos que los santos deben guardar, y siempre dio ejemplo de guardarlos (Jn 13:15). Las verdades de las que Jesús dio ejemplo de guardar y que los apóstoles practicaron comprenden el Día de Reposo, la Pascua del nuevo pacto y el bautismo.
El Día de Reposo del nuevo pacto
El Día de Reposo del séptimo día es el santo día para conmemorar al Creador (Gn 2:1-3, Ex 20:8-11). En los tiempos del Antiguo Testamento, las personas guardaban el Día de Reposo con la sangre del sacrificio de animales. En los tiempos del Nuevo Testamento, Jesús nos mostró el ejemplo de guardar el Día de Reposo del nuevo pacto adorando en espíritu y en verdad.
“Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer.” Lc 4:16
Siguiendo el ejemplo de Jesús, quien guardó el Día de Reposo “conforme a su costumbre”, los apóstoles y los santos de la Iglesia primitiva también guardaron el Día de Reposo.
“Era día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo. Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo. Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento.” Lc 23:54-56
“Cuando pasó el día de reposo, […] Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, […]” Mr 16:1-9
La Biblia dice que Jesús resucitó el “primer día de la semana”, después del Día de Reposo. Ya que Jesús resucitó un domingo, el Día de Reposo que los santos guardaban cayó sábado. La Iglesia primitiva guardó el Día de Reposo del nuevo pacto, el séptimo día (sábado), siguiendo el ejemplo de Jesús. Por consiguiente, la Iglesia de Dios guarda culto el sábado, el Día de Reposo, como hicieron Jesús y los apóstoles.
La Pascua del nuevo pacto
Jesús vino a la tierra para dar vida eterna a la humanidad (Jn 10:10), y nos enseñó cómo tener la vida eterna.
“Jesús les dijo: […] El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; […]” Jn 6:53-54
“El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, […] Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua. Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce. […] tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.” Mt 26:17-20, 26-28
Jesús celebró la Pascua con sus discípulos en la noche del día catorce del primer mes según el calendario sagrado, conforme a la fecha registrada en la Biblia (Lv 23:5). Él prometió que el pan y el vino de la Pascua eran su carne y su sangre. Considerando las palabras del Evangelio de Juan: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna”, la Pascua es la verdad que nos permite participar en la carne y la sangre de Jesús, y tener la vida eterna.
Jesús llamó a la Pascua, el nuevo pacto en su sangre, y nos mandó guardarlo en memoria de Él (Lc 22:15-20). Por consiguiente, los apóstoles y los santos de la Iglesia primitiva guardaron la Pascua del nuevo pacto, aun después de la crucifixión.
“[…] porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, […]” 1 Co 5:7-8
Algunas personas consideran la santa comunión de la Pascua y el Día de Resurrección como uno solo. Sin embargo, la Pascua fue una ceremonia que se celebró antes que Jesús padeciera en la cruz (Lc 22:15). Esto es completamente diferente al día en que Jesús destruyó el poder de la muerte y resucitó después de morir en la cruz. Por esta razón, la Iglesia de Dios celebra la santa comunión de la Pascua en la noche del catorce del primer mes según el calendario sagrado, como Jesús y los apóstoles hicieron.
El Día de Resurrección y el Día de Pentecostés
Entre las poderosas obras que Jesús hizo hace dos mil años, la resurrección y el descenso del Espíritu Santo son las más relevantes. Esto fortaleció la fe de los santos de la Iglesia primitiva y produjo un avivamiento del evangelio. Todo esto se cumplió a través de las fiestas que Dios nos ordenó guardar.
La Fiesta de las Primicias es la fiesta de ofrecer a Dios el primer grano, cada año, desde los tiempos del Antiguo Testamento (Lv 23:10-11). Cuando Jesús resucitó, Él llegó a ser “primicias de los que durmieron” (1 Co 15:20). Conforme a la fiesta del Antiguo Testamento, Él llegó a ser el sacrificio de la Fiesta de las Primicias. Los santos de la Iglesia primitiva conmemoraron la resurrección de Jesús, quien cumplió la profecía de la Fiesta de las Primicias, y guardaron el Día de Resurrección partiendo el pan, que abre los ojos espirituales (Hch 20:6-7).
En los tiempos del Antiguo Testamento, el día cincuenta después de la Fiesta de las Primicias era la Fiesta de las Semanas, esto es, el Día de Pentecostés (Lv 23:15-18). Jesús ascendió al cielo cuarenta días después de su resurrección. Durante diez días después de esto, los santos oraron fervientemente; y en el Día de Pentecostés, Jesús derramó la bendición del Espíritu Santo sobre ellos (Hch 2:1-4). En ese día, por el poder del Espíritu Santo, sucedió algo milagroso: tres mil personas se arrepintieron y recibieron a Cristo. Desde entonces, la Iglesia primitiva celebró el Día de Pentecostés cada año (1 Co 16:8).
El bautismo, la regla del velo, la Fiesta de los Panes sin Levadura, la Fiesta de los Tabernáculos, etc.
Jesús se bautizó (Mt 3:13-16) y mandó bautizar (Mt 28:19). Conforme a su enseñanza, los apóstoles bautizaban de inmediato a los que escuchaban y comprendían el evangelio (ref. Hch 8, 10, 16). En la Iglesia primitiva, que siguió el ejemplo de Cristo, existía la regla del velo, según la cual los varones no debían cubrirse la cabeza, pero las mujeres sí debían usar el velo cuando oraban o rendían culto (1 Co 11:1-16).
Hay muchas otras verdades que Jesús mismo guardó y enseñó. Jesús mandó ayunar el día en que el esposo fuera quitado (Mr 2:19-20); y murió en la cruz en la Fiesta de los Panes sin Levadura, el día siguiente de la Pascua (Mr 15:1-37). Por lo tanto, nosotros participamos en el sufrimiento de Cristo, ayunando en la Fiesta de los Panes sin Levadura en los tiempos del Nuevo Testamento. Jesús también guardó la Fiesta de los Tabernáculos y prometió la bendición del Espíritu Santo como agua viva (Jn 7:2, 37-39). Todas estas verdades son el nuevo pacto que se guardó en la Iglesia de Dios, que Jesús estableció y a la que asistieron los apóstoles.
Debemos regresar a la fe de la Iglesia primitiva
Jesús dijo que es en vano adorar a Dios solo de labios mientras se guarda mandamientos de hombres, abandonando los mandamientos de Dios (Mt 15:7-9). Además, advirtió que los que violan la ley de Dios nunca podrán entrar en el reino de los cielos (Mt 7:21-23). Por esa razón, los apóstoles de la Iglesia primitiva dieron una advertencia sobre predicar un evangelio diferente que el de Cristo.
“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. […] Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.” Ga 1:6-9
Desafortunadamente, después que todos los apóstoles murieron, la iglesia llegó a secularizarse gradualmente, y racionalizó y aceptó las ideas de las religiones paganas. Como resultado, la iglesia se llenó de falsas doctrinas como el culto dominical y la Navidad, que son una mezcla de la opinión de la gente y las costumbres de adoración al dios sol. La verdad del nuevo pacto que Jesús estableció fue olvidada.
Aunque muchas personas sigan algunas doctrinas, no tienen ninguna relación con la salvación si no son la voluntad de Dios. A fin de creer correctamente en Dios y recibir la salvación, debemos encontrar una iglesia que guarde los mandamientos de Dios, no los mandamientos de hombres, y que haya restaurado la fe de la Iglesia primitiva, que rechazó evangelios diferentes y guardó solo el evangelio de Cristo.
Hoy en día, la única iglesia que guarda las verdades puras de la Iglesia primitiva, como el Día de Reposo y la Pascua del nuevo pacto, es la Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial, que estableció el Señor Ahnsahnghong, Cristo en su segunda venida. Por lo tanto, la Iglesia de Dios es la iglesia que heredó la autenticidad de la Iglesia primitiva de hace dos mil años, y es la única iglesia verdadera que Dios estableció en la tierra.