Hoy en día, muchas iglesias celebran el culto dominical, refiriéndose a él como el Día del Señor; no obstante, según la Biblia, el día del culto que Dios nos ordenó observar es el Día de Reposo del séptimo día, que es el sábado según el sistema semanal (Gn 2:1-3, Ex 20:8-11). Jesús y los apóstoles no rendían culto el domingo, sino que guardaban el Día de Reposo como su costumbre (Lc 4:16, Hch 17:2, 18:4). ¿Cómo cambió el Día de Reposo bíblico al culto dominical? Revisemos cómo el domingo, el día de adoración del dios sol del mitraísmo de Roma, se transformó en el día de adoración cristiano.
El domingo es originalmente un día sagrado para el mitraísmo
En la época en que se predicaba el cristianismo en Roma, el mitraísmo era la religión más influyente del Imperio romano. El mitraísmo, derivado del zoroastrismo de Persia, era una religión que adoraba al dios sol Mitra; se introdujo en Roma alrededor del siglo i a. C. El dios sol Mitra, fue adorado fervientemente por los soldados como el dios invencible o el guerrero jamás derrotado, y gradualmente fue aceptado por las familias imperiales y los nobles, llegando a convertirse en una deidad guardiana y protectora del Imperio romano y de sus emperadores. El día de culto en honor a Mitra, el dios sol, era el domingo.
“El hecho de que el domingo fuera el día sagrado de Mitra, el Sol Invencible, es sabido y enseñado por muchas autoridades prominentes en tiempos modernos. Por ejemplo, una obra católica ampliamente conocida, La Enciclopedia Católica, no solo sostiene que en el mitraísmo “los siete días de la semana estaban dedicados a los planetas”, sino también manifiesta que “el domingo se guardaba sagradamente en honor a Mitra”. Robert Leo Odom, Sunday in Roman Paganism, TEACH Services, Inc., 2003, p. 155
Origen del culto dominical
Aumento de la persecución del cristianismo por parte del Imperio romano
A diferencia del mitraísmo, hubo religiones que no fueron bien recibidas por los romanos: el judaísmo y el cristianismo. Los romanos, arraigados a ideas politeístas, no entendían las creencias monoteístas del judaísmo y el cristianismo. Además, la familia imperial romana consideraba traidores a los judíos y cristianos porque se negaban a adorar al emperador y participar en los actos nacionales debido a su fe. Los cristianos sufrieron persecuciones más intensas que el judaísmo porque se extendieron a muchos grupos étnicos, a diferencia del judaísmo que se limitaba a una minoría étnica.
En medio de esta situación estallaron dos veces las guerras judeo-romanas en los siglos i y ii debido a conflictos entre el Imperio romano y los judíos. Los romanos consideraban a los judíos desafiantes debido a sus repetidos actos de rebeldía. A causa de esto, los romanos persiguieron severamente a los judíos; sin embargo, como los cristianos creían en el único y solo Dios y se reunían para guardar el culto en el Día de Reposo como los judíos, la persecución contra los cristianos también se agravó.
La iglesia de Roma insistió en el culto dominical
En ese momento, las iglesias occidentales, centradas en Roma, estaban formadas principalmente por creyentes gentiles. Tenían una profunda antipatía contra el judaísmo que había crucificado a Jesús y había perseguido constantemente a los cristianos. Además, a medida que se intensificaba la persecución romana debido a los judíos, surgió la perspectiva de considerar el Día de Reposo, un mandamiento de Dios, simplemente como un día de adoración del judaísmo que había perseguido al cristianismo. La idea era que la iglesia no necesitaba adherirse al Día de Reposo y sufrir más persecución del Imperio romano. Algunos incluso insistieron en que si guardaban el culto dominical en lugar del Día de Reposo, disminuiría la persecución, ganando el favor de los romanos que consideraban el domingo como el día sagrado, y que esto facilitaría la conversión de los romanos al cristianismo.
Desde el comienzo del siglo ii, la iglesia de Roma comenzó a guardar el culto dominical en lugar del Día de Reposo, el sábado. Y empezaron a racionalizar el culto dominical con la excusa de que Jesús resucitó de los muertos el domingo. Ellos rechazaron las enseñanzas de Jesús y los ejemplos de los apóstoles que guardaron el Día de Reposo, el sábado, y agregaron los pensamientos de hombres. Sin embargo, no todas las iglesias aceptaron el domingo en aquellos días. A diferencia de las iglesias de occidente, que se centraban en Roma, las iglesias de oriente guardaron el Día de Reposo el sábado hasta principios del siglo iv.
“Siempre encontramos en los escritores antiguos mención frecuente de asambleas religiosas el sábado, o séptimo día de la semana, que era el Día de Reposo judío. […] Pues Atanasio, uno de los primeros en mencionarlo, dice que “se reunían el Día de Reposo, no porque estuvieran infectados del judaísmo, sino para adorar a Jesús, el Señor del Día de Reposo”. Joseph Bingham, The Antiquities of the Christian Church, libro 13, cap. 9, sección 3
“Casi todas las iglesias del mundo celebran los sagrados misterios el Día de Reposo de cada semana; sin embargo, los cristianos de Alejandría y Roma, debido a una antigua tradición, han dejado de hacerlo”. Sócrates Escolástico, Church History, libro V, cap. 22
Historia del establecimiento del culto dominical
El Edicto de Milán y el reconocimiento del cristianismo
El Edicto de Milán emitido por el emperador Constantino en 313 d. C. llegó a ser un punto de gran transformación para el cristianismo. Constantino reconoció el cristianismo a través de este edicto, y llevó a cabo políticas de apoyo a los cristianos.
Aunque trató favorablemente al cristianismo, no tenía una fe pura en él. Él mantuvo el título del sumo sacerdote de la religión pagana de Roma, Pontifex Maximus, hasta el final de su vida, y participó sin dudar en los festivales paganos. Además, en su moneda tenía el símbolo del dios pagano llamado Sol invencible.
“Constantino retuvo profundamente, sin duda, su título de sumo sacerdote pagano de Pontifex Maximus, y por una década sus monedas continuaron presentando algunos de los dioses paganos, notablemente su deidad favorita, el Sol Invicto […] Es importante entender la religión anterior de Constantino, el culto al Sol Invicto. […] Constantino continuó identificando al sol con el Dios cristiano de alguna manera”. Tim Dowley, The History of Christianity (A Lion Handbook), Lion Publishing, 1994, p. 140
Para avanzar en su agenda política, Constantino solo eligió el cristianismo como religión para unir efectivamente a todo el imperio.
“Pero a medida que avanzaba el reinado, Constantino apoyó a los cristianos cada vez más, y la única conclusión a la podemos llegar es que su objetivo era hacer del cristianismo el cemento que uniera a todo el imperio”. J. W. C. Wand, A History of the Early Church to A.D. 500, Routledge, 2006, p. 131
Legislación del domingo
Constantino identificó a su deidad favorita, el dios sol, con Cristo, pretendiendo combinar el cristianismo con el mitraísmo, la religión del dios sol. La legislación dominical decretada en 321 d. C. tenía estas intenciones.
“‘Todos los jueces, ciudadanos y artesanos descansarán en el venerable día del Sol. […]’ 7 de marzo de 321. Edicto de CONSTANTINO” Tim Dowley, The History of Christianity (A Lion Handbook), Lion Publishing, 1994, p. 152
A través de las palabras “el venerable día del Sol”, podemos ver que el edicto dominical para descansar el domingo no era solo para los cristianos de Roma, sino también para los adoradores de Mitra. En otras palabras, Constantino combinó la religión del dios sol, que valoraba el domingo, con las iglesias occidentales que habían dejado la enseñanza de Dios y guardaban el culto dominical. Además, los adoradores de Mitra no tuvieron ningún motivo para oponerse al edicto, porque valoraban el domingo como un día santo.
“Pero quizás la evidencia más significativa de esta política se encuentra en el decreto de 321 que regula la observancia del domingo. Esa ordenanza pone al Día del Señor en el mismo nivel de observancia que los festivales paganos, y es marcado por el cese del trabajo. Es de notar, sin embargo, que el día no sea descrito con un nombre cristiano, sino simplemente como dies venerabilis solis, y que ningún pagano pudiera poner objeción a ello”.
※ dies venerabilis solis: palabras latinas que significan “el venerable día del sol”
J. W. C. Wand, A History of the Early Church to A.D. 500, Routledge, 2006, p. 132
La legislación del domingo, que forzó a todas las personas en el imperio a descansar el domingo por la autoridad del emperador, devino en la abolición de la observancia del Día de Reposo y el establecimiento del culto dominical. Antes del año 321, solo la iglesia de Roma y algunas otras iglesias bajo la influencia de esta guardaban el culto dominical; pero después de 321, incluso las iglesias de oriente que habían guardado el Día de Reposo se rindieron ante la religión del dios sol de Roma. Es por eso que muchas iglesias hoy en día guardan el domingo, que era el día de adoración del dios sol, como el “Día del Señor”, sin guardar el Día de Reposo bíblico.
El culto dominical es un mandamiento de hombres
Como muestra la historia, el culto dominical no proviene de las enseñanzas de Jesús ni de los apóstoles, sino que es simplemente una regla creada y enseñada por los hombres. Aunque muchas iglesias celebran el culto dominical, esto no significa que el domingo, el día de adoración del dios sol, sea el día para rendir culto a Dios.
Jesús reprendió a los fariseos y a los escribas por valorar las antiguas tradiciones creadas por los hombres en lugar de los mandamientos de Dios. Citando la profecía del profeta Isaías (Is 29:13-14), enfatizó que si lo honramos solo de labios mientras guardamos las reglas de los hombres estaríamos adorando en vano a Dios y no recibiríamos ninguna bendición de esto.
“Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.” Mt 15:7-9
Debemos entender que lo anterior no solo se aplica a los fariseos de hace dos mil años, sino también a nosotros. Si alguien abandona los mandamientos de Dios y guarda las reglas de los hombres, independientemente de cuántas veces rinda culto sincero a Dios, no recibirá ninguna bendición. Quienes verdaderamente temen y aman a Dios guardan sus mandamientos (Jn 14:15). La bendición de la salvación se da a aquellos que guardan el Día de Reposo del séptimo día, el mandamiento de Dios testificado en la Biblia.