Descripción
La Biblia nos dice que Dios que viene en la carne no es solo el misterio de Dios sino también la fuente del agua de la vida (Col 1:26-27, 2:2, Jn 4:14, 7:37-38). En este libro, Cristo Ahnsahnghong dio testimonio del Espíritu y la Esposa, que es el misterio de Dios en esta época y la fuente del agua de la vida. La verdad de la vida desapareció desde la época apostólica, por lo que nadie podía ser salvo. Por ello, la Biblia profetizó que Cristo vendría por segunda vez en la carne para restaurar todas las verdades del nuevo pacto y salvar a su pueblo. Cristo Ahnsahnghong dio a conocer estas enseñanzas de la Biblia y mencionó a la Esposa que aparecería junto con Cristo en su segunda venida. También explicó las fiestas del nuevo pacto y sus significados proféticos, las enseñanzas que el pueblo de Dios debe comprender a través de la historia pasada, la Trinidad, el alma, el antiguo pacto y el nuevo pacto, el sello de Dios, etc.
Prólogo
Este libro trata de los últimos secretos de Dios que han sido escondidos para ser entregados al último remanente de su pueblo, según las palabras de Malaquías 4:5-6 escritas en el último capítulo del Antiguo Testamento: “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres”; y de Amós 3:7: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”.
El tiempo indicado ha llegado y el eterno reino de Dios está cerca; por tanto, todos los secretos sellados en la Biblia (ref. Is 8:16, Dn 12:4, 9-10, Ap 10:4) deben ser revelados completamente (Ap 10:7, 22:10). ¿Qué significan el orden de Melquisedec y la historia del rey David escritos en este libro? Y con respecto a la segunda venida de Jesús, ¿vendrá de una vez con fuego y juzgará a todas las personas?, ¿o vendrá por un tiempo en cuerpo, como un inspector secreto, para atestiguar toda la verdad, y después vendrá como último juez en el fin de los días? Todo esto no puede ser tratado ligeramente.
Todos los lectores que tengan sed de la verdad de Dios deben escudriñar este libro. Este libro debe ser leído, al menos una vez, no solo por los creyentes en general, sino también por pastores y hasta por los maestros de las escuelas teológicas. Igual que en los días de Juan el Bautista y de Jesús en su primera venida, la última verdad debe ser proclamada en tierras desiertas y no en las grandes iglesias. Quienquiera que escuche y lea este libro con humildad lo entenderá.
Ahora estamos en el tiempo del fin, tiempo de juntar a los escogidos de todos lados. Quienquiera que tenga sed de la verdad, por favor, escudriñe este libro. Si usted no pudiera entenderlo bien, visítenos sin duda alguna; su visita lo conducirá a un pleno entendimiento.
Como puede ver en el índice, estos son los misterios de Dios, los cuales usted nunca ha escuchado en ninguna iglesia ni en escuelas de teología. Con solo escudriñar este libro, tendrá pleno entendimiento de ellos. Y todo aquel que quiera hacer la voluntad de Dios de seguro reconocerá este libro como la última noticia de Dios (Jn 7:17). Por favor, estudie este libro seriamente y visítenos.
Índice
- Capítulo 1 La apertura del secreto de los siete truenos
- Capítulo 2 Las siete fiestas de tres tiempos
- Capítulo 3 El árbol de la vida y los diez mandamientos
- Capítulo 4 Moisés y Jesús
- Capítulo 5 Los hijos de la promesa y el remanente
- Capítulo 6 Acerca de los ciento cuarenta y cuatro mil
- Capítulo 7 Las plagas postreras y el juicio
- Capítulo 8 El misterio de la Pascua
- Capítulo 9 La historia del pasado es una sombra de las cosas venideras
- Capítulo 10 El misterio de Dios
- Capítulo 11 Acerca de Jesús
- Capítulo 12 Acerca de la Trinidad
- Capítulo 13 Acerca del Espíritu Santo
- Capítulo 14 La primera venida de Jesús y el postrer Jesús
- Capítulo 15 El Hijo del Hombre vendrá en una nube
- Capítulo 16 La aparición de falsos Cristos
- Capítulo 17 El orden de Melquisedec
- Capítulo 18 Encuentro con Dios en Sion
- Capítulo 19 El Cristo que viene en secreto y el rey David
- Capítulo 20 Dios mora en cuerpo en la ciudad de Sion
- Capítulo 21 Los diez mandamientos y la letra
- Capítulo 22 ¿Por qué puso Dios el árbol de la ciencia del bien y del mal en el huerto del Edén?
- Capítulo 23 El Día de Reposo y los mil años de reposo
- Capítulo 24 Lo perfecto y lo imperfecto
- Capítulo 25 ¿De dónde vino el alma del hombre?
- Capítulo 26 Creación de un espíritu con el aliento de vida de Dios
- Capítulo 27 La insistencia de los que niegan el espíritu del hombre
- Capítulo 28 El hombre de la tierra y el hombre del cielo
- Capítulo 29 ¿Por qué Dios hizo que pecáramos en el mundo angelical?
- Capítulo 30 El antiguo pacto ha cambiado al nuevo pacto
- Capítulo 31 El régimen del nuevo pacto
- Capítulo 32 La Pascua y la última cena
- Capítulo 33 La obra de Dios de poner su sello
- Capítulo 34 La profecía acerca del Espíritu Santo de la lluvia tardía
- Capítulo 35 La fuente del agua de la vida
Capítulo 1 La apertura del secreto de los siete truenos
Está escrito:
Ap 10:4 『Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.』
Entonces, ¿los siete truenos permanecerán sellados para siempre, o se abrirán de nuevo? Ninguna palabra de la Biblia carece de significado; por tanto, la palabra “sella” implica que llegará un tiempo en el que serán abiertos. El versículo 7 del mismo capítulo nos dice que los siete truenos sellados serán abiertos. Como está escrito:
Ap 10:7 『sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.』
Este misterio es el evangelio del nuevo pacto predicado a los apóstoles y profetas de la iglesia primitiva. Después de la época apostólica, este evangelio del nuevo pacto fue pisoteado por Satanás y permaneció sellado hasta ahora, que ya ha pasado la edad oscura. Pero según las palabras: “Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto”, el misterio de Dios se está cumpliendo sin falta en estos últimos días. Como está escrito:
Ap 22:10 『Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca.』
Is 60:22 『El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido pronto.』
La palabra “trueno” está escrita muchas veces en la Biblia; el que no pudo escuchar la voz de Dios correctamente la escuchó como un trueno. Como está escrito:
Jn 12:28-30 『Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez. Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado. Respondió Jesús y dijo: No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa de vosotros.』
Dios le dio oídos especiales al apóstol Juan para que pudiera escuchar la voz de Dios correctamente. Y fue el mismo apóstol Juan quien escribió el Evangelio de Juan. Otras personas solo oyeron un sonido como de un trueno, pero el apóstol Juan escuchó correctamente las palabras: “Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez”, y las escribió en el Evangelio de Juan. Por lo anterior, Juan escuchó correctamente e iba a escribir sobre los siete truenos, pero por la orden de Dios, “sella”, no escribió su contenido, y solo lo escribió como los siete truenos.
Entonces, ¿qué indican los siete truenos? Nadie había entendido este misterio hasta ahora, pues el tiempo indicado aún no había llegado; pero ahora estamos en el tiempo del fin, cuando el séptimo ángel está a punto de tocar su trompeta. Por eso, quienquiera que estudie la interpretación que está escrita en este capítulo la entenderá totalmente.
Para tal fin, necesitamos estudiar primero el número siete, y luego el trueno. El siete es el número perfecto; entonces, si reemplazamos “siete” con “perfección”, podemos decir: “Los siete truenos son los truenos perfectos”.
Luego, ¿en dónde fueron emitidos los truenos perfectos? Los truenos perfectos no fueron emitidos ante una o dos personas, sino en presencia de toda la congregación de Israel. Los truenos perfectos fueron pronunciados alrededor del año 1498 a. C., cuando Dios declaró los diez mandamientos y las palabras del pacto en el monte Sinaí en medio del fuego, pronunciándolos con un sonido de trueno. Como está escrito:
Ex 20:18-19 『Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos.』
En ese momento, Moisés pudo escuchar la voz de Dios, que era como un trueno, pero el pueblo no pudo escuchar la voz, sino que solo escuchó el sonido de los siete truenos. Entonces Moisés, que escuchó todo lo que los siete truenos habían pronunciado, lo declaró al pueblo. Como está escrito:
Dt 5:5 『Yo estaba entonces entre Jehová y vosotros, para declararos la palabra de Jehová; porque vosotros tuvisteis temor del fuego, y no subisteis al monte.』
Y algunas palabras de la Biblia tienen su compañera, por eso se interpretan a través de la misma Biblia, encontrando su compañera.
Is 34:16 『Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó alguno de ellos; ninguno faltó con su compañera; porque su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu.』
Podemos hallar la compañera de la palabra “sella” en el siguiente versículo:
Is 8:16 『Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos.』
Ya que en Apocalipsis 10:4 está escrito: “Sella los siete truenos” y en Isaías 8:16: “Sella la ley entre mis discípulos”, los siete truenos deben de ser alguna parte de la ley. Entre las leyes, las siete fiestas de tres tiempos son lo único que ha estado sellado hasta ahora. A través de estas siete fiestas de tres tiempos, esto es, el misterio de los siete truenos, podemos descubrir el secreto del santuario celestial, observar la guarida del diablo, saber qué es el tesoro escondido desde los siglos para los escogidos, y encontrar una profecía acerca de las cosas venideras de la iglesia.
Hace mucho tiempo, el rey Josías y el rey Ezequías, sin conocer las fiestas, adoraron ídolos; pero cuando comprendieron las fiestas y las cumplieron, destruyeron completamente todos los ídolos (ref. 2 R 23:21-25, 2 Cr 30:1-27, 31:1).
Alguno podría preguntarse: “¿Por qué Dios ha complicado estos asuntos sellándolos?”. Podríamos imaginar varios motivos; pero, a juzgar por las palabras de la Biblia, estos son un regalo especial para su pueblo escogido. Jesús dijo:
Mt 13:10-11 『Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? Él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.』
Dios sella algo con el propósito de darlo a su pueblo y salvarlo en el tiempo de la última emergencia. Como está escrito:
Dn 12:4 『Pero tú, Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y la ciencia se aumentará.』 En la versión Dios Habla Hoy está escrito: “Pero tú, Daniel, guarda estas cosas en secreto y sella el libro hasta el tiempo del fin. Mucha gente andará de acá para allá, buscando aumentar sus conocimientos”.
Dn 12:9-10 『Él respondió: Anda, Daniel, pues estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del fin. Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.』
La Biblia dice: “Ninguno de los impíos entenderá”. ¿Quiénes son los impíos? Podemos hallar la respuesta en la Biblia. Como está escrito:
Neh 13:17 『Y reprendí a los señores de Judá y les dije: ¿Qué mala cosa es esta que vosotros hacéis, profanando así el día de reposo?』
La Biblia dice que profanar el Día de Reposo es una mala cosa. Y el profeta Isaías escribió que perecería la sabiduría de los sabios y se desvanecería la inteligencia de los entendidos por guardar mandamientos de hombres. Como está escrito:
Is 29:13-14 『Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado; por tanto, he aquí que nuevamente excitaré yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos.』 Pero, por otro lado, la Biblia dice:
Ap 14:12 『Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.』
Y el apóstol Pablo escribió acerca de los que reciben sabiduría:
Ef 1:7-9 『en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia, dándonos a conocer el misterio de su voluntad, […]』
Dn 12:10 『[…] los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán.』 Según estas palabras, los que tengan redención por la sangre del Cordero de la Pascua del nuevo pacto recibirán sobreabundante sabiduría e inteligencia, y conocerán todos los misterios de Dios.
Sin embargo, Dios primero revela sus misterios al profeta escogido, y luego, a través de él, nos los revela a quienes hemos recibido la verdad. Como está escrito:
Am 3:7 『Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.』
Cada misterio de Dios tiene su debido tiempo. El último secreto, esto es, los siete truenos, también será desatado y abierto por el hombre indicado a su debido tiempo. Si no se hubiera sellado, la última obra de Dios habría corrido el riesgo de ser obstaculizada seriamente.
La razón por la que Dios selló los siete truenos es la misma por la que hizo que Nabucodonosor, rey de Babilonia, olvidara su sueño hace mucho tiempo. Si el rey no hubiera olvidado el sueño, todos los magos, astrólogos y hechiceros de Babilonia lo habrían interpretado falsamente. Ya que el sueño del rey se trataba del importante asunto de que el pueblo de Dios poseería el reino eterno en el fin del siglo, ¿qué habría pasado si el sueño hubiera sido malinterpretado? Por esta razón, Dios hizo que el rey olvidara su sueño y encargó a Daniel su correcta interpretación.
Dn 2:9 『Si no me mostráis el sueño, una sola sentencia hay para vosotros. Ciertamente preparáis respuesta mentirosa y perversa que decir delante de mí, entre tanto que pasa el tiempo. Decidme, pues, el sueño, para que yo sepa que me podéis dar su interpretación.』
El sueño se trataba de un asunto tan serio que debían ser ejecutados no solo los magos, astrólogos y hechiceros de Babilonia, sino también Daniel y sus tres amigos, que eran del pueblo de Dios, a menos que se lo hicieran saber e interpretaran al rey. Por eso, Dios impidió que otras personas interpretaran el sueño, e hizo que solo Daniel lo conociera, para que su interpretación fuera la única reconocida como correcta. Asimismo, los siete truenos son una verdad tan importante que decide el destino de la iglesia. Por lo tanto, si alguien no interpretara este asunto, no solo los magos de Babilonia, es decir, los doctores de las falsas iglesias de este mundo, sino incluso el pueblo de Dios sufriría la destrucción de sus almas. Por eso, Dios selló los siete truenos, así como hizo que el rey olvidara el sueño, para que las personas que comprendan la verdad crean firmemente en aquel que desate los sellos e interprete la profunda verdad contenida en ellos. Si Dios no hubiera sellado los siete truenos, todos los falsos maestros los habrían interpretado falsamente y habrían arruinado la voluntad de Dios. Por tanto, los siete truenos están sellados porque contienen la gran verdad de la cual depende el destino de la última iglesia.
¿Quién, pues, abrirá los siete truenos y desatará sus siete sellos? El apóstol Juan escribió:
Ap 5:1-6 『Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos. Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado, […]』
Ya que está escrito: “Un Cordero como inmolado”, el Cordero que viene secretamente en el nombre de David en los últimos días desata los siete sellos y, a la vez, abre los siete truenos. Por lo tanto, está profetizado que esta apertura de los siete truenos no puede cumplirse en las iglesias que han surgido en los últimos cien o doscientos años, sino que se cumpliría en la última generación.
Mt 24:31-34 『Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro. De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca.』
Aunque un creyente de alguna iglesia entendiera el misterio de los siete truenos y lo testificara, su iglesia no lo aceptaría porque cada iglesia está bajo el dominio de sus propias tradiciones.
Capítulo 2 Las siete fiestas de tres tiempos
En la ley de Moisés hay siete fiestas de tres tiempos al año; estas siete fiestas se agrupan en tres. La Fiesta de los Panes sin Levadura, la Fiesta de las Semanas, es decir, la de las Primicias de la Siega del Trigo, y la Fiesta de la Cosecha se encuentran en Éxodo (Ex 23:14-17, 34:18-23); y la Fiesta de los Panes sin Levadura, la Fiesta de las Semanas y la Fiesta de los Tabernáculos, en Deuteronomio (Dt 16:16-17); y la Fiesta de los Panes sin Levadura, la Fiesta de las Semanas y la Fiesta de los Tabernáculos, en el segundo libro de Crónicas (2 Cr 8:13).
Entonces, ¿por qué los nombres de las fiestas de tres tiempos varían? A veces una fiesta tiene dos o tres nombres distintos para mostrar su significado con más claridad, pero no son diferentes. Es decir, la Fiesta de la Siega y la Fiesta de las Semanas son la misma, y la Fiesta de la Cosecha y la Fiesta de los Tabernáculos son la misma Fiesta del Séptimo Mes.
Aunque estas fiestas son llamadas fiestas de tres tiempos, no son tres, sino siete. Estas siete fiestas tienen más de quince nombres, incluyendo sus nombres originales y los derivados. Y existen también la Fiesta de Purim y la Fiesta de la Dedicación, que no pertenecen a la ley de Moisés (Est 9:21, 31, Jn 10:22).
Los nombres originales de las siete fiestas son la Pascua, la Fiesta de los Panes sin Levadura, la Fiesta de las Primicias, el Día de Pentecostés, la Fiesta de las Trompetas, el Día de Expiación y la Fiesta de los Tabernáculos. Estas se organizan en tres grupos:
El primer grupo: la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura.
El segundo grupo: la Fiesta de las Primicias y el Día de Pentecostés.
El tercer grupo: la Fiesta de las Trompetas, el Día de Expiación y la Fiesta de los Tabernáculos.
A veces, estas siete fiestas son llamadas con otros nombres, por ejemplo: la Fiesta de los Panes sin Levadura es llamada la Fiesta de los Siete Días (Ez 45:21), la Fiesta de las Primicias es llamada la Fiesta de las Ofrendas Mecidas (Lv 23:11, Ex 23:15-16, Ex 34:22), y la Fiesta de las Enramadas1 es llamada la Fiesta de los Tabernáculos (Esd 3:4-6, Jn 7:2). Así, estas siete fiestas tienen varios nombres, y todos ellos son: la Fiesta de los Panes sin Levadura, la Pascua, la Fiesta de los Siete Días, la Fiesta de la Siega, la Fiesta de las Primicias, la Fiesta de las Ofrendas Mecidas, la Fiesta de las Semanas, el Día de Pentecostés, la Fiesta de la Cosecha, la Fiesta del Séptimo Mes, la Fiesta de las Enramadas, la Fiesta de las Cabañas, la Fiesta de los Tabernáculos, la Fiesta de las Trompetas y el Día de Expiación. Estos son los nombres de las fiestas. Así, las siete fiestas de tres tiempos tienen varios nombres (ref. Neh 8:2, 14, Ex 23:15-17, 34:18-22, Lv 23:10-16, 39-41, Dt 16:9-10).
- Nota del traductor: véase la versión Dios Habla Hoy, Esd 3:4-6
Las fiestas y sus profecías
Jehová estableció estas siete fiestas de tres tiempos a través de las obras de Moisés, las cuales se cumplirían a través de Jesús, desde su crucifixión hasta el día de su advenimiento. Estas siete fiestas se agrupan en tres tiempos.
Primero, la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura se inician juntas: el pueblo conmemoraba estos días cada año comiendo panes sin levadura durante siete días, desde el anochecer del día catorce del primer mes según el calendario sagrado hasta la noche del día veintiuno del mismo mes (Ex 12:18). Jehová ordenó a los israelitas que guardaran la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura de generación en generación para que pudieran recordar los sufrimientos que experimentaron desde que salieron de Egipto por el poder de Jehová en la noche de la Pascua hasta cruzar el Mar Rojo y para que conmemoraran el poder de Dios (Ex 13:7-8). En esta fiesta, Jehová les hizo usar hierbas amargas y panes sin levadura. El pan sin levadura también fue llamado pan de aflicción (Dt 16:3, Ex 12:17-18, Nm 9:11, Lv 23:5-6, 2 Cr 35:17, Mr 14:12).
La realidad de esta fiesta es el sufrimiento que Jesús experimentó desde la noche en que había comido la última Pascua con sus discípulos hasta cargar la cruz y morir físicamente en ella. La entrada de los israelitas en el Mar Rojo representa la entrada de Jesús en el sepulcro, y la salida del mar, su resurrección. Su significado se puede ver en el bautismo que recibimos ahora (1 Co 10:1-2, 1 P 3:21).
Segundo, la Fiesta de la Siega: el día siguiente del Día de Reposo (domingo) después de la Fiesta de los Panes sin Levadura, los israelitas traían al sacerdote una gavilla por primicia de la primera cosecha como una ofrenda mecida; y luego de cincuenta días, el día siguiente del séptimo Día de Reposo, esto es, el Día de Pentecostés, presentaban una ofrenda del nuevo grano (Lv 23:10-16, Ex 34:22, Nm 28:26, Dt 16:9-10, Hch 2:1). Esto es en total cincuenta días desde el día veintidós del primer mes, cuando los israelitas cruzaron el Mar Rojo después del Éxodo, hasta el día once del tercer mes, cuando Moisés subió al monte Sinaí para recibir los diez mandamientos (ref. Ex 19:16-25, 24:1-18). Dios fijó la Fiesta de la Siega para que pudieran recordar estos días y conmemorarlos de generación en generación (Ex 14:29-31, 19:1-2, 24:12-16). La realidad de esta fiesta es el derramamiento del Espíritu Santo en el Día de Pentecostés, el día cincuenta contado desde el día de la resurrección de Jesús hasta su entrada en el Lugar Santísimo del cielo. Moisés subió al monte Sinaí y recibió los diez mandamientos, lo cual indicó que Jesús entraría en el Lugar Santísimo del cielo y recibiría el Espíritu Santo para derramarlo sobre sus discípulos (Hch 2:1-4, He 9:11-12).
Y Moisés acampó frente al monte Sinaí y subió al monte ante Dios el primer día del tercer mes según el calendario sagrado, el día cuarenta contado desde que cruzó el Mar Rojo en el día veintidós del primer mes. Esto indicó que Jesús ascendería al cielo el día cuarenta contado desde su resurrección (Ex 19:1-7, Hch 1:3-9). En la versión en inglés Good News Bible1, está escrito: “and on the first day of the third month” (traducido en español: “y el primer día del tercer mes”) (Ex 19:1). Así, las obras de Moisés en el monte Sinaí muestran las obras que Jesús haría en el santuario celestial posteriormente.
- Nota del traductor: en el libro original se utilizó la versión Traducción Original en Coreano
Tercero, la Fiesta de la Cosecha, llamada también la Fiesta del Séptimo Mes (Neh 8:13-14): el primer día del séptimo mes según el calendario sagrado se preparaba el Día de Expiación tocando las trompetas fuertemente; y el décimo día del mismo mes, el sumo sacerdote ofrecía a Jehová la sangre de toros y de machos cabríos como ofrenda de expiación por el pecado de él y el de su pueblo, y una vez al año entraba en el Lugar Santísimo y quemaba incienso; y desde el día quince del séptimo mes celebraban la Fiesta de los Tabernáculos durante siete días: subiendo a los montes, traían ramas de olivo y de palmeras para hacer enramadas, las cuales se colocaban en los terrados de las casas o en los patios del santuario, y habitaban en las enramadas para conmemorar el tabernáculo construido por Moisés, ayudándose unos a otros con alegría (Dt 16:11-15, Lv 23:39-43, Neh 8:9-18).
Esta fiesta fue fijada según las siguientes obras de Moisés: Moisés subió al monte Sinaí ante Dios para recibir los diez mandamientos el día once del tercer mes (Ex 24:15-18). Mientras él estaba allí cuarenta días, el pueblo hizo un ídolo de oro en forma de becerro y lo adoró. Moisés bajó del monte el día veintiuno del cuarto mes después de recibir los diez mandamientos y, cuando vio la escena, arrojó las tablas y las quebró al pie del monte. Esto causó un conflicto entre el pueblo de Israel, y murieron tres mil personas por el gran castigo (Ex 32:1-28). Luego, pusieron todas las cosas en orden y su mente en reposo. Moisés tomó el tabernáculo y lo levantó lejos del campamento, y el pueblo se despojó de todos sus atavíos santificando su corazón, y Moisés salía del campamento para adorar a Jehová en el tabernáculo de reunión (Ex 33:1-11). Por la seria súplica de Moisés, Jehová mostró de nuevo su gracia a los israelitas, y Moisés recibió la orden de subir al monte con dos tablas de piedra como las primeras que había quebrado (Ex 33:12-17).
El día que recibió los diez mandamientos
El primer día del sexto mes, Moisés subió al monte Sinaí con dos tablas iguales a las que había quebrado antes. Mientras él permanecía allí cuarenta días en ayuno, Jehová escribió los diez mandamientos en las tablas de piedra. El décimo día del séptimo mes, Moisés bajó del monte con los diez mandamientos, y declaró al pueblo todas las palabras que Jehová había ordenado y los diversos asuntos sobre la construcción del tabernáculo. Y desde el día quince del séptimo mes, trajeron de forma voluntaria sobreabundantes materiales para la construcción del tabernáculo como oro, plata, lino fino, pieles, madera, etc. (Ex 34:4-35, 36:5-7). Se esforzaron mucho durante siete días. Jehová estableció las fiestas para que el pueblo recordara todos estos hechos de generación en generación, conforme a las obras de Moisés. El día que él bajó del monte Sinaí con las tablas de los diez mandamientos se fijó como el Día de Expiación; y el día que el pueblo empezó a ofrecer los materiales para la construcción del tabernáculo se estableció como la Fiesta de los Tabernáculos, para que pudieran conmemorar la obra de la construcción del tabernáculo guardando sagradamente la fiesta durante siete días.
El primer día del séptimo mes se fijó como la Fiesta de las Trompetas porque esta fiesta es la preparación para el Día de Expiación. Jehová escogió el día en que Moisés subió por primera vez al monte Sinaí para recibir los diez mandamientos, y lo fijó como el Día de Pentecostés porque ya había declarado los diez mandamientos con su voz, antes que Moisés subiera al monte para recibirlos (Ex 20:1-19, 24:15-18).
Pero Dios escogió el día en que Moisés recibió los diez mandamientos por segunda vez después del ayuno de cuarenta días en el monte, y lo fijó como el Día de Expiación para el perdón de los pecados del pueblo.
La Fiesta de los Tabernáculos y su profecía
Toda fiesta es una sombra de las cosas venideras. El hecho de que Moisés recibiera los diez mandamientos en el monte Sinaí y los diera al pueblo mostró que Jesús recibiría posteriormente el Espíritu Santo al entrar en el Lugar Santísimo del cielo y lo derramaría sobre los apóstoles (Hch 2:32-33).
Sin embargo, como Moisés quebró las dos tablas de los primeros diez mandamientos porque su pueblo había pecado, haciendo un ídolo en forma de becerro al que adoraron, así también el Espíritu Santo, que Jesús había derramado sobre los apóstoles el Día de Pentecostés, luego de entrar en el Lugar Santísimo del cielo por primera vez, se retiró porque la iglesia se corrompió y adoró al dios sol. Y solo un rayo de luz ha quedado para Cristo, como está escrito: “Para que mi siervo David tenga lámpara todos los días delante de mí” (1 R 11:36). Dios dijo estas palabras cuando el reino fue dividido en dos naciones porque Salomón, hijo de David, había pecado contra Dios (ref. 1 R 11:1-13).
Esto era realmente una profecía que se cumpliría después de la época apostólica. La iglesia fue pisoteada y perseguida severamente por Satanás durante mucho tiempo. Y así como Moisés subió por segunda vez al monte Sinaí para recibir los diez mandamientos, Jesús entró por segunda vez en el Lugar Santísimo para la obra del evangelio de los últimos días el 22 de octubre de 1844, el Día de Expiación, que es el décimo día del séptimo mes según el calendario sagrado.
Las siete fiestas de tres tiempos contienen verdades infinitas, y muestran lo que debe cumplirse desde Moisés hasta el fin del mundo. Las fiestas de tres tiempos representan las épocas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en cada una de las cuales Dios ha mostrado su poder.
La primera es la Fiesta de los Panes sin Levadura, la cual corresponde a la época del Padre: Jehová mismo liberó a los israelitas físicos de Egipto.
La segunda es la fiesta de la siega, la cual representa la época del Hijo: Jesús, siendo las primicias de la siega del trigo, resucitó de los muertos como primicias de los que habían dormido (1 Co 15:20), subió al cielo, entró en el Lugar Santísimo, derramó el Espíritu Santo de la lluvia temprana y recogió todo el trigo de la época de la iglesia primitiva.
La tercera es la Fiesta de los Tabernáculos, la cual corresponde a la época del Espíritu Santo: esta fiesta indica el tiempo de la última cosecha en otoño, cuando se recoge todo el trigo del mundo y se lleva al granero celestial.
Todas las profecías de las fiestas se han cumplido hasta ahora, excepto una, la de la Fiesta de los Tabernáculos. Esta fiesta indica que habrá un movimiento para el advenimiento de Jesús después de que recibamos la proclamación del debido tiempo de su advenimiento. El último cumplimiento de la Fiesta de los Tabernáculos que se guardaba desde la antigüedad es el último movimiento para el Advenimiento de Jesús.
Las fiestas y la cruz
Ahora debemos saber especialmente lo que Jesús está haciendo en el santuario celestial y en qué época estamos. Dios lo ha preparado todo porque estudiando el asunto del santuario terrenal basado en la ley de Moisés podemos ver el santuario celestial. Cuando Moisés recibió la orden de construir el tabernáculo, Dios le mostró las obras que Jesús haría en el santuario celestial posteriormente y le ordenó que lo construyera como una copia. Como está escrito:
He 8:1-5 『Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre. Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios; por lo cual es necesario que también éste tenga algo que ofrecer. Así que, si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales, como se le advirtió a Moisés cuando iba a erigir el tabernáculo, diciéndole: Mira, haz todas las cosas conforme al modelo que se te ha mostrado en el monte.』
Por consiguiente, lo que Dios mostró a Moisés no era el santuario celestial de aquellos días, sino el que Jesús establecería en los tiempos del Nuevo Testamento. Estudiando el santuario terrenal podemos encontrar una importante verdad acerca del santuario celestial y qué ministerio está haciendo Jesús allí para la redención de la humanidad. El tabernáculo terrenal es un modelo a través del cual podemos observar el celestial en donde Cristo, nuestro precursor, sirve delante de Dios. Sin estudiar el asunto del santuario no podemos comprender la administración para la redención, y sin comprender la administración para la redención no podemos entender la salvación. El sacrificio de la letra, ofrecido según las siete fiestas de tres tiempos, ha cambiado al sacrificio de oración en espíritu y en verdad a través de la cruz (He 7:12, 8:3, 1 Co 5:7-8, Jn 4:24).
¿Cuántos tipos de sacrificios ha llegado a ser Jesús?
La cruz ha cumplido todas las fiestas solemnes a la vez: la preciosa sangre de Jesús ha llegado a ser la sangre del Cordero de la Pascua y la de un becerro que era una ofrenda de expiación para los sacerdotes, y también la de un macho cabrío que era una ofrenda de expiación para el pueblo. Así, Cristo ha llegado a ser el sacrificio de eterna expiación (He 13:10-12, Ro 3:25). Los sufrimientos de Jesús en la cruz y su muerte física cumplieron la Fiesta de los Panes sin Levadura, fiesta en que los israelitas físicos salieron de Egipto, la tierra de pecado. Y su resurrección como primicia de la siega del trigo en la Fiesta de las Primicias cumplió la ofrenda mecida. Al entrar en el Lugar Santísimo del cielo en el Día de Pentecostés después de su resurrección, Jesús recibió del Padre el Espíritu Santo y lo derramó sobre los apóstoles (cfr. He 9:11-12, 24, 6:19-20, Hch 2:33). Y su segunda entrada en el Lugar Santísimo del cielo, el décimo día del séptimo mes según el calendario sagrado en 1844, cumplió el Día de Expiación. De esta manera, la cruz ha llegado a ser una eterna señal del nuevo pacto, el cual conmemoramos hasta el último día (1 Co 11:26, Is 33:20, Sof 3:18).
En la ley de Moisés, Jehová ordenó recordar y guardar todas estas fiestas como estatutos perpetuos a lo largo de las generaciones (Ex 12:14, 24, Lv 23:21, Dt 16:3). Entonces, quienquiera que participe en las fiestas comprenderá la verdad de cada una de ellas: el que guarde sagradamente la Pascua comprenderá la verdad de la Pascua, y el que guarde sagradamente la Fiesta de las Primicias y el Día de Pentecostés, comprenderá sus verdades. Las siete fiestas de tres tiempos según la ley de Moisés han sido cambiadas en los días poderosos de Dios cumplidos a través de la cruz. Por consiguiente, como los antiguos israelitas recibieron bendiciones físicas por guardar sagradamente todas las fiestas (cfr. Ex 20:24, Sof 3:18-20, Esd 6:19-22, Mal 2:4-9), así también ahora estamos recibiendo bendiciones espirituales por conmemorar los días poderosos de Dios cumplidos a través de la cruz.
El lugar en que ahora rendimos culto es el santuario celestial, en donde nuestro cuerpo llega a ser el templo del Espíritu Santo por la sangre de Jesús del nuevo pacto que está grabada en nuestros corazones (cfr. He 12:18-24, 8:6-10, 2 Co 3:3). El lugar en donde se encuentra el pacto llega a ser el templo de Dios.
Capítulo 3 El árbol de la vida y los diez mandamientos
Después de crear los cielos y la tierra, y todas las cosas que hay en ellos, Dios puso el árbol de la vida en el huerto del Edén y permitió al primer hombre y a la primera mujer, Adán y Eva, comer de él y vivir para siempre. Pero Adán y Eva pecaron, por lo que Dios los echó fuera del huerto del Edén, y puso dos querubines y una espada encendida que se revolvía por todos lados para guardar el camino al árbol de la vida. Como está escrito:
Gn 3:22-24 『Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.』
Si un pecador alargaba su mano y tocaba el árbol de la vida, debía ser muerto por la espada encendida. Desde entonces, Adán, quien había perdido el árbol de la vida, se lamentó como Pablo dijo: “¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Ro 7:24). Sin embargo, Dios le mostró una verdad para que pudiera comer de nuevo del árbol de la vida, es decir, él vio de lejos el camino al árbol de la vida que se restauraría a través de la preciosa sangre de Cristo derramada en la cruz (He 11:4, 13).
Por lo tanto, Dios testificó esta verdad a Caín y a Abel; Caín no la aceptó, y ofreció frutos de la tierra según su parecer, pero Abel recibió la verdad con un corazón obediente y sacrificó un cordero, derramando su sangre que simboliza la preciosa sangre de Cristo (Gn 4:1-4). Esta forma de sacrificio se transmitió hasta el tiempo de Moisés (Gn 8:20-22, 12:7, 15:9). A través de Moisés, Dios estableció un decreto perfecto codificándolo como las siete fiestas de tres tiempos, las cuales dieron testimonio de Cristo que había de venir después (He 3:5). Cuando Moisés construyó el tabernáculo terrenal, lo hizo según el modelo del santuario celestial en el que Jesús haría su ministerio después. Lo que Dios mostró a Moisés por revelación no era cosa de esos días, sino el verdadero tabernáculo que Cristo levantaría posteriormente a través de la cruz; Dios ordenó a Moisés construir el tabernáculo terrenal según el modelo mostrado (cfr. He 8:2, 5, 9:11-12, 24, 10:1).
El árbol de la vida y los querubines
Al estudiar el santuario terrenal, el Lugar Santísimo se encontraba detrás de la segunda cortina; en él estaba el arca del pacto con querubines en ambos extremos. Como está escrito:
Ex 25:18-21 『Harás también dos querubines de oro; labrados a martillo los harás en los dos extremos del propiciatorio. Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo; de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos. Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio; sus rostros el uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines. Y pondrás el propiciatorio encima del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.』
Entonces, ¿por qué Dios puso dos querubines en los dos extremos del propiciatorio que cubría el arca? Porque el árbol de la vida que trae vida eterna estaba en el arca. En otras palabras, los diez mandamientos fueron dados en lugar del árbol de la vida del que Adán y Eva habían comido. Por eso Jesús dijo: “Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” (Mt 19:16-17). Está claro que si un hombre come del árbol de la vida que está en el cielo, podrá vivir eternamente. Pero el árbol de la vida no puede ser dado a los hombres que lo perdieron una vez por causa del pecado, sin que antes su cuerpo corruptible se convierta en incorruptible. Por esta razón, Dios les dio los diez mandamientos en lugar del árbol de la vida. A pesar de esto, los diez mandamientos tampoco podían ser entregados al cuerpo de un pecador; el pueblo podía recibirlos solo después de haberse purificado con la sangre del sacrificio de la ofrenda de expiación. Cuando un pecador se acercaba al arca del pacto o la tocaba con las manos inmundas, moría (cfr. Lv 10:1-2, Nm 18:3, 1 S 6:19, 2 S 6:6-7). Esto sucedía porque dos querubines guardaban el arca del pacto con una espada encendida, al igual como dos querubines guardaban el árbol de la vida en el cielo con una espada encendida. Guardar el árbol de la vida del cielo representa guardar el arca del pacto en el verdadero tabernáculo que sería construido posteriormente a través de la sangre preciosa de Cristo (Gn 3:22-24, Ex 25:16-22, 40). Como está escrito:
Ap 11:19 『Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo.』
Ni siquiera el sumo sacerdote podía entrar en el Lugar Santísimo para quemar incienso sin antes haberse purificado con la sagrada sangre de la ofrenda de expiación (Lv 16:1-34, He 9:18-28).
Pero todo este asunto es una sombra de las cosas venideras. La ceremonia conservada como una sombra desde Moisés simboliza la sangre preciosa de Cristo. Por tanto, no somos purificados con la sangre de animales, sino con la sangre preciosa de Jesucristo; ya que Jesús derramó su preciosa sangre en la cruz para pagar por los pecados de toda la humanidad, solo gracias a su sangre podemos entrar en el Lugar Santísimo para recibir los diez mandamientos (el árbol de la vida), y entrar en la vida eterna (cfr. He 10:19-20, 6:19-20, Ro 3:22-25, 8:3-4). Aunque alguno fuera justo en este mundo, si no se purifica con la sangre preciosa de Cristo, nunca podrá entrar en la vida eterna (cfr. Hch 4:12, Jn 6:48-57, He 10:19-20).
Por lo tanto, nosotros cumpliremos fielmente el significado de los diez mandamientos guardando todas las fiestas, que simbolizan la preciosa sangre de Cristo. Nadie puede purificarse con la preciosa sangre de Cristo sin las fiestas. Tanto en los tiempos del Antiguo Testamento como ahora, en los tiempos del Nuevo Testamento, podemos ser purificados con la sangre preciosa de Cristo a través de las fiestas. Por eso Dios dijo: “Y les di mis estatutos, y les hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá” (Ez 20:11, 18:9, Lv 18:4, 5).
La ceremonia celebrada en el santuario terrenal se hace en el santuario celestial a través de Cristo; todas las obras hechas en el santuario terrenal, como una sombra, se cumplirán debidamente en el santuario celestial. Si las fiestas hubieran sido abolidas, Jesús no habría necesitado hacer su ministerio de sumo sacerdote (He 8:3, Is 33:20).
Algunos dicen que las fiestas no tienen relación con los diez mandamientos. Tales personas no comprenden la administración para la redención. En realidad, el santuario se construyó por causa de los diez mandamientos, y las fiestas se requirieron por causa del santuario. El pueblo de Dios tiene el deber de cumplir todos los estatutos y ordenanzas de las fiestas dados a través de Moisés porque llegaron a ser el primer mandamiento de Dios.
Si no guardamos las fiestas de Jehová, llegamos a adorar a algún otro dios, incluso sin saber a cuál estamos adorando de entre muchos dioses del mundo. En tiempos antiguos, Jeroboam, rey de Israel, hizo becerros de oro cuando intentó prohibir a su pueblo guardar las fiestas de Jehová (1 R 12:25-33), pero el rey Ezequías y el rey Josías destruyeron todos los ídolos y altares, y echaron a los encantadores después de comprender y guardar las fiestas de Jehová (2 Cr 30:1-5, 31:1-2, 2 R 23:1-4, 21-24). Incluso el rey Josías había servido a los ídolos y altares construidos por su abuelo Manasés antes de comprender las fiestas de Jehová. El que no comprende la verdadera voluntad de Dios llega a adorar ídolos automáticamente.