Juan el Bautista tenía una relación muy especial con Jesús. Aunque estaban relacionados físicamente, su relación espiritual era mucho más importante. Juan el Bautista era el Elías profético y un profeta enviado por Dios. Su misión era preparar el camino para Jesús, el Salvador que vendría a esta tierra, y dar testimonio de Él. Antes de que Jesús predicara el evangelio, Juan el Bautista preparó el camino para Cristo administrando el bautismo de arrepentimiento a la gente. También testificó claramente que Jesús era “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1:29).
El nacimiento de Juan el Bautista
Cuando el rey Herodes gobernaba Judea, Zacarías, un sacerdote, y Elisabet, descendiente de Aarón, estaban casados y vivían en Judea. Ambos observaban los mandamientos y ordenanzas de Dios, pero no tenían hijos porque Elisabet era estéril.
Un día, mientras Zacarías servía como sacerdote en el templo, se le apareció un ángel y le dijo que su esposa le daría un hijo, y que lo llamaría Juan (Lc 1:13-17). Sorprendido por esto, Zacarías preguntó: “¿Cómo podemos tener un hijo cuando mi esposa y yo somos viejos?”. Después de esto, su lengua se endureció y no pudo hablar. Una vez que su bebé fue circuncidado al octavo día después de su nacimiento, pudo hablar nuevamente.
Una vez que se le soltó la lengua, alabó a Dios y la gente habló sobre los eventos que ocurrieron en todo el pueblo. Los vecinos se llenaron de asombro y se preguntaron en qué tipo de persona se convertiría el niño. Zacarías fue lleno del Espíritu Santo y profetizó que su hijo se convertiría en profeta del Altísimo y prepararía el camino ante el Salvador (Lc 1:76-77).
Juan el Bautista y la misión de Elías
Cuando Juan el Bautista creció, recorrió el camino del Elías profético. Comió langostas y miel silvestre y clamó en el desierto para guiar al arrepentimiento. Su atuendo se parecía al del profeta Elías, ya que vestía ropa hecha de pelo de camello y un cinturón de cuero alrededor de su cintura (2 R 1:8, Mr 1:6).
Mucha gente acudía a él, y bautizaba a los que confesaban y se arrepentían de sus pecados (Mr 1:4-5). Cuando la gente le preguntaba si él era el Cristo, respondía: “Hay uno que viene después de mí” (Jn 1:26-27). Cuando Jesús finalmente vino, siendo movido por el Espíritu Santo, lo bautizó y testificó que Él era el Salvador (Jn 1:36).
La aparición de Juan el Bautista fue el cumplimiento de las profecías de Isaías y Malaquías: “La voz que clama en el desierto preparará el camino de Dios” y “el mensajero de Dios será enviado para preparar el camino para Cristo”.
“Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. […] Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala, no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí al Dios vuestro! […] Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.” Is 40:3, 9, 11
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.” Mal 3:1
El cumplimiento de la profecía de Elías: Juan el Bautista y Cristo en su segunda venida
Según la profecía, Jehová Dios vino a esta tierra con el nombre “Jesús”. Juan el Bautista, que era el Elías profético, predicó en el desierto para arrepentimiento y dio testimonio de Jesús. Jesús también declaró que Juan el Bautista era el Elías profetizado en Isaías y Malaquías.
“Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan. Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir.” Mt 11:13-14
Los fariseos, que eran los líderes religiosos en aquel entonces, sabían bien que Elías vendría antes que Cristo (Mt 17:10-13, 11:13-14); sin embargo, no se dieron cuenta de que el Elías profetizado en la Biblia era Juan el Bautista. Se debió a que pensaron que, como Elías había subido al cielo en un carro y caballos de fuego en el Antiguo Testamento (2 R 2:11), el Elías profético vendría de la misma manera. Ellos pensaban que entendían y creían bien en la Biblia, pero estaban espiritualmente ciegos y no veían claramente cómo se cumplían las profecías de la Biblia (Jn 9:39-41).
Mientras el mundo ignoraba la voluntad de Dios, Elías y Cristo ya habían nacido. Elías clamaba por la venida del Salvador en el río Jordán, y Cristo enseñaba la palabra en el templo. En lugar de decir: “Yo soy Dios”, Jesús reveló que Él era el Cristo a través de las profecías de la Biblia y el testimonio de los profetas. Juan el Bautista cumplió fielmente su papel profético como aquel que recibió la misión de proclamar a Jesús como Salvador. Al ver la Biblia, podemos encontrar que las profecías sobre Elías en el Antiguo Testamento no fueron cumplidas completamente por Juan el Bautista.
“He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, […]” Mal 4:5-6
Dios dijo que enviaría a Elías antes del día grande y terrible de Jehová (es decir, el día del juicio), no hace dos mil años. En la Biblia están escritas muchas profecías acerca de Elías que aparecerá en los últimos días. La profecía de Elías se cumplirá perfectamente con la segunda venida de Cristo.