La definición de Espíritu Santo en el diccionario es “el Espíritu de Dios, uno de la Trinidad” y “el cuerpo principal que es la fuerza fundamental de la vida espiritual de los cristianos”. Entonces, ¿el Espíritu Santo es una persona o una fuerza activa invisible? Si es una persona, ¿es la misma persona que Dios o es diferente? La Biblia da una respuesta clara a esto. El Espíritu Santo es Dios que tiene personalidad y otorga los dones del Espíritu Santo al pueblo de Dios. Está profetizado que el Espíritu Santo, que vino como el Hijo Jesús hace dos mil años, vendrá de nuevo en los últimos días para dar el agua de la vida a la humanidad.
¿Qué es el Espíritu Santo?
Algunos insisten en que el Espíritu Santo es una fuerza activa, como una onda eléctrica o energía. Sin embargo, esto es totalmente incorrecto. El Espíritu Santo en la Biblia se contrista por las malas acciones del pueblo de Dios (Ef 4:30). Él gime, ora y piensa (Ro 8:26-27). Incluso habla (Hch 10:19-20). Todas estas cosas pueden ser realizadas por seres con pensamientos y sentimientos. Por lo que es una clara evidencia de que el Espíritu Santo no es una simple fuerza activa. El Espíritu Santo, es decir, el Espíritu de Dios, no es diferente de Dios. Él es Dios; porque Dios es Espíritu (Jn 4:24).
“[…] el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.” 1 Co 2:10-11
Un hombre conoce sus propios pensamientos. Asimismo, Dios conoce los pensamientos de Dios. No obstante, la Biblia dice que el Espíritu Santo entiende completamente todos los misterios de Dios que solo Él puede conocer. Esto sería imposible si el Espíritu Santo fuera un ser separado de Dios. Por lo tanto, el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, es Dios mismo como Espíritu.
¿Cuáles son los dones del Espíritu Santo?
Al ir a la iglesia, a menudo escuchamos a la gente decir: “Recibe el Espíritu Santo”, “Pide el Espíritu Santo”, etc. Es por eso que el Espíritu Santo a menudo es malinterpretado como un simple poder o un don de Dios. Sin embargo, el Espíritu Santo y los dones del Espíritu Santo son diferentes. Cuando el Espíritu Santo está con nosotros, el poder del Espíritu Santo se revela. Llamamos a este poder o talento los dones del Espíritu Santo; dones que el Espíritu Santo otorga por su gracia. Hay diversidad de dones del Espíritu Santo, y Él los da a cada uno como determina (1 Co 12:4-11). Podemos entender que el Espíritu Santo no es el poder en sí, sino Dios mismo que da sus dones para que se manifiesten diversos talentos en cada persona.
“Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” Hch 2:4
Los santos de la Iglesia primitiva guardaron el Día de Pentecostés y recibieron el don de hablar en otras lenguas “según el Espíritu les daba que hablasen”. Cuando el Espíritu Santo descendió sobre los santos y obró, se reveló el don del Espíritu Santo de hablar en otras lenguas. Además, hay expresiones en toda la Biblia que dicen: “El Espíritu Santo fue derramado” y “Recibid el Espíritu Santo”. Para ser precisos, se refieren a los dones del Espíritu Santo, pero expresados simplemente como el Espíritu Santo (Hch 2:18, 33). Dependiendo del contexto, necesitamos discernir si el Espíritu Santo indica a Dios en espíritu o a los dones del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo y el Hijo Jesús son el mismo
Hace dos mil años, el Espíritu de Dios, es decir, el Espíritu Santo, vino a esta tierra en la carne como Hijo. Él es el Hijo Jesús, que nació a través del cuerpo de María (Is 9:6, Mt 1:18-23). Los apóstoles, quienes reconocieron correctamente a Jesús como Dios que vino a esta tierra en la carne, testificaron que el Espíritu Santo y el Hijo Jesús son el mismo.
“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. […] Cristo es […] el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.” Ro 8:26-27, 34
El apóstol Pablo dijo que el Espíritu Santo ora por los santos, y también testificó que Jesús ora por los santos. Esto significa que el Espíritu Santo y Jesús son el mismo. El apóstol Pedro también escribió lo mismo.
“Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos.” 1 P 1:10-11
“entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.” 2 P 1:20-21
Acerca de que los profetas del Antiguo Testamento escribieron las profecías, Pedro dijo que los profetas fueron inspirados por el Espíritu de Cristo y también por el Espíritu Santo. Esto también prueba que el Espíritu Santo y Jesús son el mismo.
El Espíritu Santo es Jesús en su segunda venida, el Salvador en la época del Espíritu Santo
En el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo también indica a Jesús en su segunda venida, quien es el Salvador en la época del Espíritu Santo.
“[…] han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. […] Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. […]” Ap 19:7-9
Aquí, el “Cordero” indica a Jesús, y Él aparece con la esposa que no apareció en su primera venida. Mediante esto, podemos entender que el Cordero aquí es Jesús en su segunda venida. El apóstol Juan profetizó que Jesús en su segunda venida, que es el Esposo, y su novia (la Esposa) aparecerán en los últimos días. No obstante, en Apocalipsis 22, que fue escrito por la misma persona, está profetizado que el Espíritu Santo y la Esposa aparecerán e invitarán a todas las personas al banquete de bodas celestial.
“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.” Ap 22:17
Significa que el Salvador que da gratuitamente el agua de vida (salvación) al que oye, al que tiene sed, y al que quiera en los últimos días, es decir, Jesús en su segunda venida, es el Espíritu Santo. Jesús también profetizó acerca de su segunda venida de la siguiente manera.
“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: […] No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros.” Jn 14:16-18
Jesús dijo que el Padre daría “otro Consolador”, y luego dijo que Él mismo vendría. Esto significa que Jesús vendría por segunda vez como otro Consolador. “Otro Consolador” se refiere al Espíritu Santo que ha de venir.
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” Jn 14:26
El Espíritu Santo a quien el Padre enviará en el nombre de Jesús se refiere a Dios Espíritu Santo que vendrá de nuevo después de la primera venida de Jesús, es decir, Jesús en su segunda venida, el Salvador que aparecerá en la última época. De esta manera, Jesús se llamó a sí mismo, que vendría por segunda vez, Espíritu Santo.
¿Cuál es el nombre del Espíritu Santo?
Jesús, que predijo el fin del mundo, dijo que no solo existen los nombres del Padre y del Hijo, sino también el nombre del Espíritu Santo.
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; […]” Mt 28:19-20
El nombre del Padre era el nombre del Salvador en la época del Padre, y el nombre del Hijo era el nombre del Salvador en la época del Hijo. Ya que el nombre del Espíritu Santo se mencionó junto con estos nombres, implica que el nombre del Espíritu Santo es el nombre del Salvador en la época del Espíritu Santo.
En el libro de Apocalipsis, está profetizado que el nombre del Espíritu Santo es el nombre nuevo de Jesús, es decir, el nombre de Jesús en su segunda venida (Ap 3:12, 2:17). Por lo tanto, el “Espíritu Santo” en Mateo 28:19 indica a Jesús en su segunda venida, el Salvador en la época del Espíritu Santo. El Espíritu Santo indica el Espíritu de Dios, pero por otro lado, indica a Jesús en su segunda venida, que es el Salvador de la época del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo, que es en forma de Dios, estuvo con su pueblo y dirigió la obra de la redención tanto en la época del Padre como en la época del Hijo (2 S 23:2, Hch 8:29). En la última época, la del Espíritu Santo, Él vino a esta tierra por segunda vez con el nombre nuevo de Jesús y abrió la fuente del agua de la vida para la salvación. Podemos comprender al Salvador de esta época, Dios Espíritu Santo, que es Jesús en su segunda venida, solamente a través de la Biblia (Jn 5:39).