Descripción
Dios estableció la ley de Moisés, el antiguo pacto, en los tiempos del Antiguo Testamento; y estableció la ley de Cristo, el nuevo pacto, en los tiempos del Nuevo Testamento. En este libro, Cristo Ahnsahnghong enseñó que los mandamientos del primero al cuarto, que son aquellos para adorar a Dios entre los diez mandamientos, se cumplen a través de las fiestas solemnes de Dios. Y también dio a conocer que esas fiestas fueron cambiadas a la ley de Cristo, el nuevo pacto. Él testificó que la Iglesia de Dios, que guarda las fiestas del nuevo pacto en esta época, ha cumplido las profecías de la Biblia como hijo de la promesa y recibe la bendición del Espíritu Santo de la lluvia tardía.
Prólogo
El propósito más importante de estudiar la Biblia es comprender cómo la sangre preciosa de Cristo nos da vida eterna. Hoy, estudiemos la ley del Antiguo Testamento para poder experimentar el amor de Cristo y comprender el plan de salvación de Dios, escondido desde los siglos. Es la voluntad y la administración de Dios el hacernos conocer el presente a través del pasado, y el futuro a través del presente.
La historia de la familia de Abraham, nuestro antepasado de la fe, es una profecía. Isaac, nacido de Sara, la libre, e Ismael, nacido de Agar, la esclava, representan dos pactos: Ismael, nacido de Agar, representa el antiguo pacto, esto es, la ley de Moisés, que salió del monte Sinaí (Jn 7:19); e Isaac, nacido de Sara, representa el nuevo pacto, esto es, la ley de Cristo, que sale de Sion. La ley de Moisés era solo una sombra de la ley que vendría después, esto es, la ley de Cristo, mas no la realidad misma. Por eso, Dios abrió un camino por el cual nuestros oscuros corazones bajo la ley de Moisés pueden iluminarse y morar en la gracia de la ley de Cristo.
Cuando ustedes estudien este libro, oirán la misericordiosa voz de Dios, que conduce las almas extraviadas en la oscuridad al camino de vida y alegría y al perdido reino de los cielos.
Este libro es una recopilación de los folletos escritos por el Señor Ahnsahnghong, reunidos en un solo volumen. Esperamos que ustedes escudriñen atentamente este libro hasta que el lucero de la mañana salga en sus corazones, y que participen del brillante trono de vida eterna.
Índice
- Capítulo 1 Los diez mandamientos y la ley de la letra
- Capítulo 2 El nuevo pacto y el antiguo pacto
- Capítulo 3 Las reglas del nuevo pacto
- Capítulo 4 El árbol de la vida y los diez mandamientos
- Capítulo 5 El antiguo pacto ha cambiado al nuevo pacto
- Capítulo 6 La Jerusalén celestial y la Jerusalén terrenal
- Capítulo 7 El orden de Aarón y el orden de Melquisedec
- Capítulo 8 Los hijos de la promesa
- Capítulo 9 El Espíritu Santo de la lluvia tardía
- Capítulo 10 Las enseñanzas bíblicas acerca de la comida
Capítulo 1 Los diez mandamientos y la ley de la letra
¿Qué relación tienen los diez mandamientos con la ley de la letra, llamada “ayo” en el Nuevo Testamento? Cuando Moisés recibió los diez mandamientos, Dios dijo:
Ex 24:12 『[…] te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles.』 Y cuando el apóstol Pablo escribió a los romanos, dijo:
Ro 7:5-7 『Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.』 Por lo tanto, la ley, los mandamientos y la letra, son la misma palabra. Y está escrito:
2 Co 3:6-7 『el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, […]』
Ef 2:15 『aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, […]』
He 7:16 『no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la descendencia, […]』
He 7:18-19 『Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia (pues nada perfeccionó la ley), […]』 Considerando los versículos anteriores, podemos entender que es cierto que en los diez mandamientos escritos en piedras hay ciertas partes que pertenecen a la ley de la letra.
Al estudiar detalladamente los versículos anteriores, es cierto que los diez mandamientos están incluidos en la ley de la letra. Por lo tanto, el antiguo pacto, que incluye los diez mandamientos, ha sido totalmente cambiado al nuevo pacto (ref. He 7:12).
Los diez mandamientos y las fiestas
En la ley de Moisés, los diez mandamientos son llamados pacto, y las fiestas también son llamadas pacto. Cuando Dios proclamó todas las leyes a Moisés, quien había estado en el monte Sinaí cuarenta días para recibir los diez mandamientos por segunda vez, pronunció los siete tipos de fiestas de tres tiempos y estableció un pacto de acuerdo con el significado de las fiestas, y dio a Moisés las tablas de piedra del pacto (ref. Ex 34:18-28).
Ex 34:27-28 『Y Jehová dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; porque conforme a estas palabras [las siete fiestas de tres tiempos] he hecho pacto contigo y con Israel. Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches; no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos.』
Dt 4:13-14 『Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. A mí también me mandó Jehová en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar posesión de ella.』
Dt 5:2-3 『Jehová nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb. No con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino con nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos.』 Y en el libro de 2 Reyes, está escrito que los israelitas guardaron la Pascua de acuerdo con las palabras del pacto (ref. 2 R 23:1-3, 21-23). Y el apóstol Pablo escribió a los hebreos:
He 9:1-7 『Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.』
Él expresó la fiesta, el Día de Expiación, como el pacto. Por consiguiente, los diez mandamientos son las palabras del pacto, y entre ellas, los cuatro primeros mandamientos son el pacto para adorar solamente a Dios. La única manera de ser fiel a Dios es guardar las palabras del pacto, esto es, las fiestas. En conclusión, los diez mandamientos, las fiestas y el santuario, son un solo cuerpo que no puede separarse.
Is 33:20 『Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes;』
He 9:1 『Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal.』
He 9:18-20 『De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado.』 El santuario fue construido para los diez mandamientos, y las fiestas se dieron para el santuario.
Por lo tanto, las fiestas son todos los días grandes de Jehová (comp. Lv 16:29-31, Jn 7:37, 19:31). Cuando los antiguos israelitas violaban este pacto, eran maldecidos (ref. Is 24:1-5). Y cuando volvían a guardar las fiestas después de entenderlas, eran bendecidos.
Los mandamientos del quinto al décimo, son para los hombres, así que no podemos decir que al guardar tales mandamientos llegamos a ser fieles a Dios. Estos son para la bondad entre las personas, no para Dios (ref. Job 35:6-8). Los que piensan que los diez mandamientos son diferentes de las fiestas, son iguales a los que no entienden el antiguo pacto ni el nuevo pacto.
Algunos dicen que, como las tablas de los diez mandamientos fueron puestas en el arca del pacto y el libro de la ley fue situado fuera del arca (Dt 31:24-26), entonces los diez mandamientos en el arca estarán para siempre, pero que el libro de la ley que estaba al lado del arca fue abolido a través de la cruz de Jesús.
Ahora, tenemos que conocer la relación entre los diez mandamientos y el libro de la ley. El libro de la ley designa el libro de Deuteronomio, incluyendo los libros de Éxodo, Levítico y Números. Las palabras del libro de Deuteronomio fueron habladas y escritas por Moisés a toda la congregación de Israel en la tierra de Moab, en el primer día del undécimo mes del año cuarenta, justo antes de entrar en Canaán (comp. Dt 1:1-5, 27:11, 31:22-26).
Este libro contiene los diez mandamientos y sus explicaciones detalladas (comp. Dt 4:12-14, 5:1-21, 29:1), y la ley acerca de la comida, y la ley del diezmo (Dt 14:3-21, 22-23). Por eso, los que dicen que el libro de la ley, que contiene los diez mandamientos, fue abolido, son como los que dicen que los diez mandamientos, la ley acerca de la comida y la ley del diezmo, también fueron abolidos; porque en el libro de Deuteronomio están escritas todas estas leyes. Así que, si el libro de Deuteronomio hubiera sido abolido, los diez mandamientos, la ley del diezmo y la ley acerca de la comida, también habrían sido abolidos. La razón por la que el libro de la ley fue situado al lado del arca, es que dicho libro explica detalladamente los diez mandamientos que fueron puestos en el arca del pacto. Por lo tanto, si explicamos uno por uno los diez mandamientos, resulta lo siguiente.
Los mandamientos para los hombres
Ex 20:12 『Honra a tu padre y a tu madre, […]』 Este mandamiento está detalladamente explicado en el libro de la ley:
Ex 21:15 『El que hiriere a su padre o a su madre, morirá.』
Ex 21:17 『Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá.』
Dt 21:18-21 『Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere; entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva; y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho. Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá; así quitarás el mal de en medio de ti, […]』
Dt 27:16 『Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre. Y dirá todo el pueblo: Amén.』
Dt 5:17 『No matarás.』 Con respecto a este mandamiento, está escrito:
Ex 21:12-14 『El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá. Mas el que no pretendía herirlo, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir. Pero si alguno se ensoberbeciere contra su prójimo y lo matare con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera.』
Ex 22:2-3 『Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que lo hirió no será culpado de su muerte. Pero si fuere de día, el autor de la muerte será reo de homicidio.』
Dt 19:4-6 『Y este es el caso del homicida que huirá allí, y vivirá: aquel que hiriere a su prójimo sin intención y sin haber tenido enemistad con él anteriormente; […]』
Dt 5:18 『No cometerás adulterio.』 Con respecto a este mandamiento, está escrito:
Lv 20:10-22 『Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos. Cualquiera que yaciere con la mujer de su padre, la desnudez de su padre descubrió; ambos han de ser muertos; su sangre será sobre ellos. Si alguno durmiere con su nuera, ambos han de morir; cometieron grave perversión; su sangre será sobre ellos.』
Dt 22:23-30 『Si hubiere una muchacha virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella; entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirán; […]』 Acerca del pecado del adulterio, hay otras explicaciones escritas aparte de esta.
Dt 5:19 『No hurtarás.』 Con respecto a este mandamiento, está escrito:
Ex 22:1-9 『Cuando alguno hurtare buey u oveja, y lo degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes […]. El ladrón hará completa restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su hurto.』
Dt 24:7 『Cuando fuere hallado alguno que hubiere hurtado a uno de sus hermanos los hijos de Israel, y le hubiere esclavizado, o le hubiere vendido, morirá el tal ladrón, y quitarás el mal de en medio de ti.』
Además, en el libro de la ley de Moisés hay muchas explicaciones detalladas con respecto al mandamiento “no hurtarás” (ref. Dt 24:10-22, 28:1-68).
El primer mandamiento y su interpretación
Como las explicaciones detalladas de los anteriores mandamientos para los hombres están escritas en el libro de la ley, así también están escritas las explicaciones detalladas de los mandamientos para Dios.
Los diez mandamientos están escritos en ambos lados de las dos tablas de piedra (Ex 32:15-16, 34:28-29). En la primera tabla están escritos los mandamientos para Dios, del primero al cuarto, y en la segunda están escritos los mandamientos para los hombres, del quinto al décimo. Los mandamientos del primero al cuarto, son los mandamientos para Dios, porque tratan de la adoración solo a Dios en el santuario, de acuerdo con todas las fiestas, incluyendo el Día de Reposo.
Luego, ¿cuál es la manera de guardar el primer mandamiento?
La Biblia dice: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Ex 20:3). Este mandamiento implica dos mandamientos: uno es no adorar otros dioses, y otro es adorar solo a Dios.
El método de adorar a Dios sin adorar otros dioses es sacrificar la Pascua, pues este es el día de la liberación de Egipto, la casa de servidumbre y de muerte.
El primer mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”, no es una exigencia dictatorial de Dios. Hay una razón para haber dado este mandamiento. La razón es que Dios sacó a su pueblo de Egipto, la tierra de esclavitud (comp. Ex 13:3-10, 12:17). Así, Dios nos ordenó conmemorar el día de la redención como una fiesta a Jehová, como un estatuto perpetuo.
Por lo tanto, el primer mandamiento y la Pascua parten de una misma declaración: “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Dt 5:6-7, Ex 20:2-3). Cuando Dios mencionó la Pascua, partió de la misma palabra: “Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto, de la casa de servidumbre” (comp. Ex 13:3-10, 12:17, Dt 16:1-17). Esto se explica en otras palabras de la siguiente manera: “Ya que yo (Dios) os saqué de Egipto, la casa de servidumbre, a través de la sangre de mi sacrificio, ¿no soy yo vuestro Salvador? Por tanto, no adoréis ningún otro dios, sino adoradme solo a mí, recordando el día en que os liberté y guardándolo sagradamente”.
No hay muchos que entiendan con exactitud el primer mandamiento. Este es el verdadero primer mandamiento que contiene el más grande misterio de Dios. Más personas pueden haber escuchado del primer mandamiento, pero ellos no pueden comprender el principio del primer mandamiento. Por esta razón, una vez un intérprete de la ley tentó a Jesús preguntándole por el gran mandamiento:
Mt 22:35-40 『Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento.』
Entonces, ¿quién guardó el primer mandamiento: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”, en los escritos de todos los profetas? Fue el rey Josías.
2 R 23:25 『No hubo otro rey antes de él, que se convirtiese a Jehová de todo su corazón, de toda su alma y de todas sus fuerzas, conforme a toda la ley de Moisés; ni después de él nació otro igual.』
Está escrito que el rey Josías se convirtió a Jehová conforme a toda la ley de Moisés. La razón de su éxito fue que él cumplió la Pascua, el primer mandamiento, con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas. Como está escrito:
2 R 23:21-25 『Entonces mandó el rey a todo el pueblo, diciendo: Haced la pascua a Jehová vuestro Dios, conforme a lo que está escrito en el libro de este pacto. No había sido hecha tal pascua desde los tiempos en que los jueces gobernaban a Israel, ni en todos los tiempos de los reyes de Israel y de los reyes de Judá. A los dieciocho años del rey Josías fue hecha aquella pascua a Jehová en Jerusalén.』
Por consiguiente, Jesús testificó claramente que la Pascua es el método de guardar el primer mandamiento de Dios. Para decirlo de otra manera, la palabra: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”, es la Pascua misma (comp. Mt 22:37-38, 2 R 23:21-25).
Moisés pronunció la misma palabra cuando dio una enseñanza de la Pascua ante toda la congregación de Israel:
Dt 6:4-9 『Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.』
Lo que tenía que ser atado en las manos y en las frentes de los israelitas era el cumplimiento de la Pascua. Como está escrito:
Ex 13:9-10 『Y [la Pascua] te será como una señal sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos, para que la ley de Jehová esté en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sacó Jehová de Egipto. Por tanto, tú guardarás este rito en su tiempo de año en año.』
Por lo tanto, las palabras: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”, significan guardar la Pascua.
La Pascua destruye todos los otros dioses
Ya hemos aprendido que guardar la Pascua es cumplir el primer mandamiento: “No tendrás dioses ajenos delante de mí”. Es decir, la Pascua es el primer mandamiento, por la cual podemos adorar solo al Señor Dios que nos sacó de Egipto, la casa de servidumbre, y no a dioses ajenos. Esto sucede ya que todos los otros dioses son destruidos cuando cumplimos la Pascua. Pero si no guardamos la Pascua, otros dioses nos invaden sin que nos demos cuenta.
Ex 12:12, Nm 33:4 『Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová.』
Algunos pueden decir que las palabras: “Ejecutaré mis juicios en todos los dioses”, eran efectivas solo en los días del Éxodo. No obstante, estas palabras han sido aplicadas también en otros tiempos y países. Cada vez que los israelitas no guardaban la Pascua, adoraban otros dioses, construyendo lugares altos e imágenes de Asera, y aumentaban los encantadores y adivinos. Pero cuando guardaban la Pascua otra vez por medio de un profeta enviado por Dios, todos los otros dioses, ídolos, encantadores y adivinos eran destruidos.
Lo mismo sucedió hace tiempo, en los días del rey Ezequías o el rey Josías: cuando ellos no guardaban la Pascua, toda la nación se llenaba de ídolos, y cuando entendían la Pascua y la guardaban nuevamente, Dios abría sus ojos espirituales, y podían reconocer que todo Israel y Judá estaban llenos de encantadores, adivinos, terafines y abominaciones, y los destruían (2 R 23:21-24, 2 Cr 30:1-5, 31:1); y después de guardar la Pascua, los sacerdotes oraban por el pueblo, y su oración llegaba al cielo.
2 Cr 30:27 『Después los sacerdotes y levitas, puestos en pie, bendijeron al pueblo; y la voz de ellos fue oída, y su oración llegó a la habitación de su santuario, al cielo.』
El rey Ezequías y el rey Josías adoraban a los ídolos cuando no guardaban la Pascua, y solo después de guardar la Pascua destruyeron a los ídolos. Esto sucedió porque Dios estableció desde el Éxodo la Pascua como el día de juicio de todos los ídolos. Cuando el pueblo guardaba la Pascua, los ídolos eran juzgados y destruidos; y cuando no la guardaban llegaban a adorar otros dioses sin darse cuenta.
Hace tiempo, cuando Jeroboam rey de Israel prohibió al pueblo guardar las fiestas de Dios, hizo dos becerros de oro, y puso uno en Bet-el, y el otro en Dan; y dijo: “Bastante habéis subido a Jerusalén; he aquí tus dioses, oh Israel, los cuales te hicieron subir de la tierra de Egipto” (1 R 12:25-33).
Estos becerros de oro e ídolos hechos por el rey Jeroboam en el año 975 a. C., habían sido adorados por trescientos años, hasta que el rey Josías leyó el libro de la ley que había encontrado en el templo y comprendió la Pascua, y destruyó todos los ídolos, altares y lugares altos (ref. 2 R 22:1-20, 23:15-20), y después de celebrar la Pascua destruyó completamente el resto de los ídolos y encantadores (2 R 23:21-24).
También ahora la gente abandona el día dado como el nuevo pacto para guardar otro día creado por hombres, lo cual es el mismo caso del rey Jeroboam cuando puso ídolos y fijó otro día como día de fiesta. El profeta Ezequiel escribió acerca de esto, reprendiéndolos:
Ez 11:12 『Y sabréis que yo soy Jehová; porque no habéis andado en mis estatutos, ni habéis obedecido mis decretos, sino según las costumbres de las naciones que os rodean habéis hecho.』
Cuando la gente no guarda las leyes de Dios, cumplen otras leyes, es decir, las leyes de los gentiles. Así que, cuando ellos no guardan la Pascua fijada por Dios, llegan a adorar otros dioses.
Algunos dicen que la Pascua es solo para los israelitas físicos, y que ya fue abolida a través de la cruz. Del mismo modo en los tiempos del Antiguo Testamento: los que no guardaban la Pascua pensaban que la Pascua se había requerido solo para salir de Egipto, y que debían adorar a Dios de una mejor manera; e hicieron ídolos y los adoraron. También ahora, los que no comprenden el principio de la redención, no pueden sino pensar así. Pero, en realidad, la Pascua no es solo para los israelitas físicos, sino para los israelitas espirituales en todo el mundo, y es un importante día de redención para ellos.
En efecto, la Pascua por la cual los israelitas salieron de Egipto y entraron en Canaán, no se estableció para los israelitas físicos, sino para los israelitas espirituales. Es por eso que la noche de la Pascua es llamada “noche de guardar para Jehová” (Ex 12:42).
La Pascua guardada en Egipto es una sombra, y su realidad es la Pascua guardada por Jesús y sus discípulos como un mandamiento nuevo, el nuevo pacto (comp. Lc 22:20, He 9:15), en la cual Jesús redimió a su pueblo de la esclavitud del pecado en todo el mundo. Celebrando este día, hemos de adorar solo a Jesús nuestro Redentor, y no a otros dioses. La cruz no abolió la Pascua; en realidad, fue a través de la cruz que Jesús alumbró más claramente la Pascua.
Algunos dicen que en la época del Antiguo Testamento la Pascua era considerada como el primer mandamiento porque el pueblo de aquellos días pensaba que la fiesta era importante, pero que en la época del Nuevo Testamento esta Pascua fue abolida a través de la cruz. Pero si la Pascua era el primer mandamiento en la época del Antiguo Testamento, también debe serlo en la época del Nuevo Testamento; pues el Antiguo Testamento es una sombra, y el Nuevo Testamento es su realidad.
El segundo mandamiento y su interpretación
El segundo mandamiento: “No harás para ti escultura” (Dt 5:8-10), significa lo siguiente:
Dt 4:15-19 『Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló con vosotros de en medio del fuego; para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, […]』
Ex 20:22-24 『Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros. No hagáis conmigo [de mí] dioses de plata, ni dioses de oro os haréis. Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.』 Todas estas palabras están escritas en el libro de la ley que estaba junto al arca.
Este segundo mandamiento: “No harás para ti escultura, ni imagen alguna”, se llega a violar no solo por hacer ídolos, sino también por quebrantar el primer mandamiento. Ya hemos visto este hecho en el caso del rey Jeroboam; después de haber violado el primer mandamiento, hizo ídolos y los adoró.
Hacer esculturas o imágenes y adorarlas no son la única forma de violar el segundo mandamiento; este también es violado por hacer otras leyes contra las leyes de Dios. Por ejemplo, aunque existe el Día de Reposo dado por Dios, si alguno dijera: “El domingo es el Día de Reposo”, y lo guardara, estaría haciendo un ídolo contra el Día de Reposo de Dios.
El tercer mandamiento y su interpretación
El tercer mandamiento: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano” (Dt 5:11), no puede ser guardado perfectamente tan solo al no tomar el nombre de Dios en vano, sino al tomar su nombre sagradamente. Estudiemos qué significa tomar el nombre de Jehová en vano y qué significa tomarlo sagradamente. Está escrito:
2 Cr 2:4 『He aquí, yo tengo que edificar casa al nombre de Jehová mi Dios, para consagrársela, […]』
1 R 8:30, 34-36 『Oye, pues, la oración de tu siervo, y de tu pueblo Israel; cuando oren en este lugar [templo], también tú lo oirás en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha y perdona. […] tú oirás en los cielos, […]』
1 R 9:3 『[…] Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; […]』
Ex 20:24 『[…] en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.』
El lugar donde Jehová pone su nombre es el templo. Solo en el templo el pueblo llama el nombre de Jehová sagradamente, según sus leyes establecidas. Si alguno no siguiera las leyes establecidas de Dios, sino las de los hombres, y dijera: “Esta semana de oración es para el perdón de vuestros pecados cometidos durante un año”, o: “Este pan y este vino son el cuerpo y la sangre de Jesús quien nos redimió”, celebrando la santa comunión en su propio día fijado, estaría tomando el nombre de Dios en vano, y profanando la divinidad de Dios. Como está escrito:
Dt 16:1-6 『sino en el lugar que Jehová tu Dios escogiere para que habite allí su nombre, sacrificarás la pascua por la tarde a la puesta del sol, a la hora que saliste de Egipto.』 Si guardamos la santa comunión el día en que Jesús estableció el nuevo pacto, y exaltamos su nombre sagradamente, ¡qué complacido estará Dios!
Por tanto, el tercer mandamiento también se quebranta por la violación del primer mandamiento. En otras palabras, si alguno guardara el domingo como el Día de Reposo, aunque existe el Día de Reposo de Jehová, diciendo: “Este día es el santo Día de Reposo de Jehová”, estaría no solo haciendo un ídolo, sino también tomando el nombre de Jehová en vano. Sin embargo, para el que guarda el Día de Reposo no es ilícito tener un culto el domingo.
De la misma manera, el que guarda el día en que Jesús estableció la santa comunión de la Pascua, puede celebrar esta comunión en otros días comunes y corrientes, sin tomar el nombre de Jehová en vano. Así, todas las explicaciones acerca del tercer mandamiento están escritas también en el libro de la ley situado junto al arca.
El cuarto mandamiento y su interpretación
El cuarto mandamiento: “Guardarás el día de reposo para santificarlo, como Jehová tu Dios te ha mandado” (Dt 5:12-14), y: “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó” (Ex 20:11), significa que el Día de Reposo es una conmemoración del Creador.
En el Antiguo Testamento, las leyes del Día de Reposo eran las siguientes:
Nm 28:9-10 『Mas el día de reposo, dos corderos de un año sin defecto, y dos décimas de flor de harina amasada con aceite, como ofrenda, con su libación. Es el holocausto de cada día de reposo, […]』
Y la Biblia también dice: “Cada día de reposo lo pondrá continuamente en orden delante de Jehová, en nombre de los hijos de Israel, como pacto perpetuo” (comp. Lv 24:5-8, 1 Cr 9:32, 23:31, 2 Cr 2:4, Ez 46:4).
En la ley de Moisés había algunas normas para el Día de Reposo, por lo cual este día fue llamado fiesta solemne.
Lv 23:2-3 『Habla a los hijos de Israel y diles: Las fiestas solemnes de Jehová, las cuales proclamaréis como santas convocaciones, serán estas: Seis días se trabajará, mas el séptimo día será de reposo, santa convocación; ningún trabajo haréis; día de reposo es de Jehová en dondequiera que habitéis.』
La razón por la que se llamó fiesta solemne al Día de Reposo (el cuarto mandamiento), era que en el Día de Reposo los israelitas ofrecían en el templo los holocaustos con el pan de la proposición y la libación, en la mañana y en la tarde, según las reglas del Día de Reposo. Y con respecto a los casos de violación del Día de Reposo, está escrito:
Ex 35:2-3 『No encenderéis fuego en ninguna de vuestras moradas en el día de reposo.』
Ex 31:15 『[…] cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá.』
Nm 15:32-36 『Estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en día de reposo. […] Irremisiblemente muera aquel hombre; […]』 Todas estas palabras y las explicaciones detalladas del Día de Reposo están escritas en el libro de la ley situado junto al arca.
Capítulo 2 El nuevo pacto y el antiguo pacto
La Santa Biblia está compuesta por el Nuevo Testamento y el Antiguo Testamento. Nuevo Testamento significa nuevo pacto, y Antiguo Testamento, antiguo pacto. Y la opinión común de los cristianos es que el antiguo pacto fue abolido a través de la cruz, y que debe guardarse solo el nuevo pacto del Nuevo Testamento. Así que, aceptar en su sentido literal la enseñanza del Antiguo Testamento, el antiguo pacto, y guardarla, provoca una separación de la gracia de Cristo. Por tanto, debemos encontrar las enseñanzas y doctrinas en el Nuevo Testamento, que es el nuevo pacto, y guardarlas.
El punto de partida de toda doctrina es Jesús. Él es nuestro Maestro y Salvador. Todas sus enseñanzas y obras deben cumplirse en nuestra vida. Y también debemos seguir los ejemplos de los discípulos que fueron directamente enseñados por Jesús. Ignorar sus enseñanzas y añadirles las opiniones de los hombres es una herejía, pues está escrito:
Ga 1:6-9 『[…] un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. […] también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema.』
Pero después de la iglesia primitiva, las verdades empezaron a ser cambiadas una por una. Ya que Jesús había profetizado que un enemigo, Satanás, sembraría cizaña después que Él sembrara la semilla del evangelio del cielo (ref. Mt 13:24-30), la verdad de vida llegó a ser oscurecida después de la época apostólica, y en el año 167 d. C., la Pascua fue cambiada a otro día. El Vaticano, que tenía la supremacía sobre la iglesia, y el Dr. Kidd, dieron un veredicto que declaraba hereje a todo aquel que celebraba la comunión en el día catorce del primer mes (Nisán) según el calendario sagrado (ref. A History of the Early Church to A.D. 500, pp. 82-83).
Desde ese entonces, los malvados planes de Satanás prosperaron, e incluso el Día de Reposo fue cambiado por el domingo. La Pascua fue cambiada en el año 167 d. C., y el Día de Reposo en el año 321 d. C. Pero la verdad de Dios no puede quedar pisoteada para siempre. De acuerdo con la profecía, la luz de la verdad comenzó a aparecer en su debido tiempo. Lutero reveló la libertad de la fe; y la iglesia bautista, el bautismo; y la iglesia adventista del séptimo día, el Día de Reposo. Ahora queda todavía una verdad, que es la santa comunión de la Pascua de vida. Nosotros debemos preparar camino para el advenimiento de Jesús, revelando la última verdad, la Pascua, y predicándola a los que buscan la verdad de vida. Y también debemos ser purificados con la sangre de Jesús, el Cordero de la Pascua, y entrar en la vida eterna.
Esta buena nueva no es algo nuevo, sino el evangelio que ya había sido enseñado por Jesús y proclamado por los apóstoles. Porque está escrito:
Fil 4:9 『Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.』
1 Co 11:23-26 『Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.』 (comp. Lc 22:7-20).
La Pascua es el corazón del nuevo pacto. Jesús y el apóstol Pablo llamaron a la Pascua el nuevo pacto.
Capítulo 3 Las reglas del nuevo pacto
Ya que el nuevo pacto ha completado el antiguo pacto, las antiguas reglas de la letra han sido cambiadas a las del Espíritu. Como está escrito:
1 Co 5:7-8 『[…] porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. Así que celebremos la fiesta, […]』
He 7:12 『Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley;』
El ministerio de la letra ha sido cambiado al del Espíritu. Jesucristo escogió la Pascua, el día en que los israelitas salieron de Egipto, por lo que nosotros podemos recordarla como el día de la liberación del mundo de pecado; y fijó la Pascua como el nuevo pacto en la última cena (comp. Lc 22:7-13, 19-20, Ex 13:8-10).
La Pascua celebrada por Jesús consiste en comer pan, representando su cuerpo, en lugar de comer un cordero, y en beber vino, representando su sangre, en lugar de rociar la sangre de un cordero sobre el altar y sobre el pueblo. Ya que Jesús nos ha dado las reglas para el nuevo pacto, por las cuales nuestros cuerpos pueden ser purificados y llegar a ser el templo en el que el Espíritu Santo more, debemos conmemorar este día y anunciarlo (comp. 1 Co 11:23-26, Lc 22:15-20, Jn 6:53-55).
Si no hubiera sido importante celebrar la ceremonia de la Pascua en el día fijado, Jesús nos habría dado ejemplo celebrándola en cualquier otro día. Pero Jesús dijo que Él había deseado mucho comer la Pascua: “¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua antes que padezca!” (Lc 22:15). Él esperó la Pascua y ansiosamente deseó comerla con sus discípulos, pues no podía completar sus obras sin la Pascua. Es por eso que en la Biblia está escrito acerca de la Pascua “la ceremonia de comer la Pascua” (ref. Lc 22:8-15, Mt 26:17, Mr 14:12-14).
El cordero de la Pascua había sido sacrificado el día catorce del primer mes según el calendario sagrado durante un largo período de mil quinientos años, y Jesús comió la Pascua con sus discípulos en el mismo día del mismo mes, y estableció esta fiesta como una conmemoración de su muerte como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Jesús puso el sello del nuevo pacto en la santa comunión de la Pascua a través de su sangre de expiación.
Por eso, el pan de la Pascua llega a ser el cuerpo de Jesús sacrificado en la cruz, y el vino de la Pascua su sangre preciosa derramada en la cruz. Jesús nos hizo conocer su gran amor de expiación a través de la Pascua. Él explicó el gran significado de la santa comunión de la Pascua de la siguiente manera:
Lc 22:19-20 『Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama.』
Jn 6:53-56 『Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.』
Jesús puso el sello en la santa comunión de la Pascua a través de su cuerpo que sería crucificado, y de su sangre preciosa que sería derramada en la cruz, como el Cordero de la Pascua. A través de esta comunión de la Pascua, podemos morar en Jesús, tener vida eterna y recibir la promesa de ser resucitados en el día postrero.
Y Él tomó la copa, diciendo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama” (Lc 22:20). Y dio más explicaciones acerca del vino de la siguiente manera:
Jn 15:5 『Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.』
Jesús dijo esto sentado a la mesa en la última cena. Él estableció como el nuevo pacto su obra de amor para expiación, en la santa comunión de la Pascua, y dijo:
Jn 13:34 『Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.』
Jn 15:12 『Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.』
Jn 13:13-15 『Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis.』
Las palabras: “Un mandamiento nuevo os doy” en Jn 13:34, están conectadas con las palabras: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama” en Lc 22:20. En los tres libros del evangelio no existe la expresión “un mandamiento nuevo”, sino “el nuevo pacto”. Y en el libro de Juan, no existe la expresión “el nuevo pacto”, sino “un mandamiento nuevo” o “mandamiento” (Jn 13:34, 15:10-12). Este nuevo pacto, el mandamiento nuevo, es un día conmemorativo de nuestro Redentor, esto es, la Pascua de amor a través de la cual nosotros amamos a Jesús y nos amamos unos a otros, tal como Él nos ha amado.
1 Co 10:16-17 『La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.』 Esta santa comunión de la Pascua nos permite amarnos unos a otros y llegar a ser un cuerpo en Jesús.
Ya que nadie odia su propio cuerpo, si llegáremos a ser un cuerpo en Jesús, amaremos a los hermanos como amamos nuestro propio cuerpo.
La Pascua y la última cena
Algunos dicen que Jesús no celebró la última cena en la Pascua, sino un día antes de la Pascua, el día trece del primer mes al anochecer. Pero en los libros de Mateo, Marcos y Lucas, Jesús dijo claramente a sus discípulos: “Preparad la pascua”, y: “¡Cuánto he deseado comer con vosotros esta pascua!” (comp. Mt 26:17, Mr 14:12, Lc 22:7-8, 13-15). ¿Quién puede negar tales palabras dichas por Jesús mismo?
Y algunos insisten en que Jesús fue crucificado en el día de la Pascua, cuando el cordero de la Pascua tenía que ser sacrificado, porque Él es el Cordero de la Pascua. Tal interpretación muestra que ellos no entienden las fiestas relacionadas con la redención de Jesús ni el cumplimiento de las profecías a través de la obra de Jesús, quien es la realidad de todos los sacrificios. Juzgando desde el cumplimiento de las profecías, la ofrenda para expiación tiene un significado más importante que el cordero de la Pascua. La ofrenda de expiación tenía que ser sacrificada en el décimo día del séptimo mes según el calendario sagrado (comp. He 13:11-12, Lv 16:27-34). Jesús también llegó a ser la ofrenda de expiación. Entonces, ¿no debió haber sido crucificado en el Día de Expiación, el décimo día del séptimo mes?
En realidad, Jesús llegó a ser todos los sacrificios de las fiestas: llegó a ser las ofrendas diarias encendidas (Ex 29:38-39), el cordero de la ofrenda del Día de Reposo (Nm 28:9-10), el cordero de la Pascua (1 Co 5:7-8), y la ofrenda de expiación. Sin embargo, para el cumplimiento de la profecía, Jesús tuvo que ser sacrificado en el día quince del primer mes según el calendario sagrado.
Los judíos no crucificaban criminales en la Pascua, pues esta es la fiesta más grande para ellos. En la época apostólica, cuando el apóstol Pedro fue encarcelado, llegó la Pascua, y los judíos esperaron que la fiesta pasara. Era la noche de la Pascua cuando un ángel del Señor liberó a Pedro de la cárcel (ref. Hch 12:1-10). Pero la Fiesta de los Panes sin Levadura, el día quince del primer mes según el calendario sagrado, era el día en que los israelitas salieron de Egipto (Nm 33:3) y los egipcios enterraron a todos los primogénitos muertos (Nm 33:4). Por eso era habitual crucificar criminales en este día. Jesús nos ha salvado de una maldición al ser colgado en la cruz en que eran colgados los pecadores. Como está escrito:
Ga 3:13 『Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero),』 (comp. Dt 21:22-23).
Relacionando cuidadosamente los versículos bíblicos, usted encontrará que Jesús fue crucificado en el día de la Fiesta de los Panes sin Levadura, el día siguiente del día de la Pascua. Por lo tanto, es cierto el hecho de que Jesús comiera la última Pascua el día catorce del primer mes al anochecer, cuando el cordero de la Pascua tenía que ser sacrificado. Como está escrito:
Mr 14:12 『El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando sacrificaban el cordero de la pascua, sus discípulos le dijeron: ¿Dónde quieres que vayamos a preparar para que comas la pascua?』
La Pascua del Antiguo Testamento es una sombra de la Pascua del Nuevo Testamento
Ahora sigamos la pista de la historia de la Pascua guardada por los israelitas: ellos guardaron la Pascua por primera vez en Egipto justo antes del Éxodo (Ex 12:12-42), y en el segundo año después de salir de Egipto guardaron la Pascua en el desierto, cuando se erigía el tabernáculo (comp. Ex 40:1-25, Nm 9:1-14). Y al final de los cuarenta años en el desierto guardaron la Pascua en los llanos de Jericó, justo antes de entrar en la tierra de Canaán (Jos 5:10-15). Pero después de entrar en Canaán, por mucho tiempo no guardaron la Pascua que Dios les ordenó guardar, y como resultado adoraron ídolos como si fueran Dios. En los días de los reyes Josías y Ezequías, quienes se dieron cuenta de la Pascua por medio de los profetas, los israelitas guardaron de nuevo la Pascua, y después de guardarla destruyeron todos los ídolos (comp. 2 R 23:1-25, 2 Cr 30:1-27, 31:1). Y después, Babilonia tomó cautivos a los israelitas, y cuando volvieron de Babilonia construyeron el templo y guardaron la Pascua sagradamente (Esd 6:14-22). Y Jesús cumplió la Pascua del nuevo pacto con sus discípulos (comp. Lc 22:7-20, 1 Co 11:23-26). Así, siempre que las grandes obras de Dios se cumplían, su voluntad se revelaba a través de la Pascua.
La Pascua del Antiguo Testamento es una sombra, y su realidad está en la época del evangelio. Cuando tengamos un pleno entendimiento de la historia de la sombra, podremos entender qué es la administración de la redención de Jesús. En pocas palabras, lo que los israelitas experimentaron durante cuarenta años en el desierto después del Éxodo, muestra lo que tiene que ocurrir durante los dos mil años de la época del evangelio. De toda la historia de los cuarenta años en el desierto, si mencionamos solo la Pascua, esta se explica así: la Pascua que los israelitas guardaron justo antes del Éxodo es una sombra, y su realidad es la última Pascua que Jesús celebró con sus discípulos. Y la Pascua guardada en el desierto del Sinaí en el segundo año (Nm 9:1-14) es una sombra, y su realidad es la Pascua del nuevo pacto que los apóstoles guardaron después de la ascensión. Y la Pascua que los israelitas guardaron en los llanos de Jericó antes de entrar en la tierra de Canaán al final de cuarenta años en el desierto es una sombra, y su realidad es la Pascua que el remanente tiene que cumplir antes de entrar en la Canaán celestial en los últimos días de la época del evangelio.
Por lo tanto, el hecho de que Moisés llevara a los israelitas físicos al desierto del Sinaí después de guardar la Pascua en Egipto era una sombra de las cosas venideras para mostrar que Jesús llevaría a los israelitas espirituales al desierto de la fe después de celebrar la última Pascua con sus discípulos.
La Pascua por la cual una habitación de demonios puede ser descubierta
El apóstol Juan escribió acerca de la venida de la verdad, por la cual una habitación de demonios, guarida de todo espíritu inmundo, puede ser descubierta:
Ap 18:1-3 『Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible.』
Está escrito que “la tierra fue alumbrada con su gloria”. Con esta luz de la gloria puede ser descubierta una habitación de demonios, guarida de todo espíritu inmundo y aborrecible.
El rey Josías había servido a los demonios y a Baal durante dieciocho años, ignorando que el templo de Dios se había hecho una habitación de demonios y prisión de espíritus inmundos y aborrecibles (2R 23:1-7). Pero al guardar la Pascua pudo entender que el templo de Dios se había vuelto una habitación de demonios, y destruyó a todos los encantadores, ídolos y altares (2 R 23:21-25).
La gloria en Ap 18:1-3 es la luz de la verdad de la Pascua a través de la sangre preciosa de Jesús derramada en la cruz. Cuando comprendamos la verdad de la Pascua, se abrirán nuestros ojos espirituales y descubriremos una habitación de demonios como viéndola con nuestros propios ojos. En cualquier época, si el pueblo celebra la Pascua, puede adorar solamente a Dios y cumplir el primer mandamiento, pues todos los otros dioses son destruidos por la Pascua. Aun ahora, si comprendiéremos la verdad de la Pascua y la cumpliéremos, se abrirán nuestros ojos espirituales y veremos no solo un ídolo servido inconscientemente, sino también los ídolos de las iglesias, y los aborreceremos. Por esta razón, la Pascua es lo que Satanás más teme y odia. Él ha estado ideando todo tipo de estrategias para destruir la Pascua desde hace mucho tiempo, porque Dios fijó la noche de la Pascua como el día del juicio contra todos los otros dioses. Si guardamos la Pascua cada año, ningún otro dios puede entrar en nosotros.
En este día, Jesús celebró la última Pascua, y quitando la autoridad de Satanás, se la dio a sus discípulos junto con su cuerpo que sería crucificado, y su sangre que sería derramada en la cruz, como el nuevo pacto. Por lo tanto, si guardamos este nuevo pacto, Satanás será destruido. Pero si no lo guardamos, Satanás reinará sobre las iglesias y nos oprimirá, para que no podamos recordar el día de nuestro Redentor.
Moisés advirtió a los israelitas ante toda la asamblea que falsos profetas aparecerían después de su muerte. Como está escrito:
Dt 13:5 『Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti.』
“El que aconseja rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre”, significa en otras palabras “el que incita al pueblo a no guardar la Pascua”.
En la época del evangelio, el apóstol Pedro dio unas palabras de precaución acerca de los falsos profetas que aparecerían:
2 P 2:1 『Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.』
“Negarán al Señor que los rescató” significa “abandonarán la comunión de la Pascua establecida a través de la expiación”. El apóstol Pablo escribió acerca de esto: “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?” (He 10:29).
“El que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado”, indica al que tiene por inmunda la comunión de la Pascua. Incluso ahora, Satanás está preparando toda estrategia posible para impedir al pueblo de Dios recordar el día del Redentor que los santificó con la sangre del nuevo pacto, para así poder recuperar el poder que le fue quitado a través de la cruz. Con esto, Satanás se propone impedir que el pueblo de Dios se dé cuenta de la obra mediadora de nuestro Sumo Sacerdote en el santuario celestial, e incomunicarnos con Jesús.
Y Satanás idea todo plan malvado para hacer que nuestra mente esté preocupada en cosas sin importancia, para que no podamos pensar en lo que debemos saber ni poner atención a lo más importante. Este Satanás, cabecilla de engañadores, odia la gran verdad que muestra el sacrificio para expiación y la misión de nuestro Mediador el Omnipotente.
El santuario terrenal es una sombra del celestial. Jesús ora por su pueblo de la tierra en los días en que ha cumplido sus obras según las siete fiestas de tres tiempos (ref. He 7:25, Ro 8:26-27, 34, Is 53:12), y se comunica con los que comprenden esta verdad y la ponen en práctica, por lo cual los hijos en la tierra llegan a conocer el corazón del Padre en el cielo y a volver sus corazones a Él.
En verdad, la Pascua es una profunda y asombrosa verdad que conduce a la vida. Cuando celebramos la comunión de la Pascua del nuevo pacto, primero somos redimidos de este mundo pecador por la sangre de Jesús; y segundo, podemos adorar solamente a Dios y cumplir el primer mandamiento, pues todos los otros dioses son destruidos; y tercero, tenemos derecho al árbol de la vida y a la ciudad santa por la sangre del Cordero de la Pascua. Y en los últimos días, será una señal para escapar de las siete plagas postreras (ref. He 10:19-20, Ex 12:13-14, Ez 9:4-7, Ap 7:14, 22:14).